miércoles, 14 de mayo de 2008

LA EXTRADICIÓN DE LOS "PARAS"

Extradición de 'paras' impide
esclarecer sus crímenes:
Comisión Interamericana de
Derechos Humanos


Por: SERGIO GÓMEZ MASERI, Corresponsal de EL TIEMPO, Washington, mayo 14 de 2008.
"Afecta -además- la obligación del Estado colombiano de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación" por sus crímenes, agrega la CIDH.

"La extradición impedirá la investigación y el juzgamiento de graves crímenes", "cierra las posibilidades de participación directa de las víctimas en la búsqueda de la verdad" e "interfiere con los esfuerzos por determinar los vínculos entre agentes del Estado y estos líderes paramilitares", de acuerdo con el organismo hemisférico.

El siguiente es el texto del comunicado:

Washington, 14 de mayo de 2008 - La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresa su preocupación por la extradición de líderes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que limita seriamente el esclarecimiento de graves crímenes perpetrados durante el conflicto armado en Colombia.

El martes 13 de mayo, el Estado informó sobre la extradición a los Estados Unidos de 14 líderes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso, "Jorge 40" y "Don Berna" para ser juzgados por delitos de narcotráfico. Las personas extraditadas se habían acogido a los beneficios de la Ley de Justicia y Paz, destinada al juzgamiento de los crímenes cometidos contra la población civil por miembros de grupos armados al margen de la ley en Colombia.

La Comisión observa que esta extradición afecta la obligación del Estado colombiano de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación de los crímenes cometidos por los grupos paramilitares. La extradición impide la investigación y el juzgamiento de graves crímenes por las vías establecidas por la Ley de Justicia y Paz en Colombia y por los procedimientos criminales ordinarios de la justicia colombiana. También cierra las posibilidades de participación directa de las víctimas en la búsqueda de la verdad sobre los crímenes cometidos durante el conflicto y limita el acceso a la reparación del daño causado. Asimismo, este acto interfiere con los esfuerzos por determinar los vínculos entre agentes del Estado y estos líderes paramilitares.

La CIDH ha dado estrecho seguimiento al proceso de desmovilización en Colombia desde su inicio, con base a un mandato del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a sus competencias conforme a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En este marco, ha expresado en numerosas oportunidades la importancia de que el Estado garantice el derecho de las víctimas del conflicto armado a la verdad, la justicia y la reparación.



¡Se fueron!


Editorial de El Tiempo, 14 de Mayo de 2008. Redactor de EL TIEMPO.

Las imágenes de los 14 hombres de la cúpula paramilitar que sembraron el terror en vastas regiones de Colombia, cargados de cadenas subiendo la escalerilla de un avión de la DEA, serán sin duda de las más memorables entre las muchas del conflicto armado colombiano. Ver a Mancuso, 'don Berna', 'Jorge 40', 'Gordo Lindo' y otros jefes de las autodefensas extraditados a Estados Unidos es uno de esos actos del presidente Álvaro Uribe tan potentes e impredecibles como definitivos.

Los motivos citados por Uribe para adoptar la sorpresiva y drástica medida son el cúmulo de incumplimientos de los compromisos que los desmovilizados comandantes de las autodefensas adquirieron cuando aceptaron someterse a la Ley de Justicia y Paz y por cuenta de los cuales sus extradiciones estaban en suspenso.

Según el Gobierno, había evidencia de que seguían delinquiendo desde prisión por medio de retaguardias que dejaron activas y estaban burlando a la Justicia a la hora de confesar sus crímenes y entregar sus propiedades, un proceso que llevaban a cabo a ritmo de cuentagotas. La medida despeja dudas con respecto a supuestos pactos secretos entre Uribe y los jefes paramilitares, de los que mucho se habló cuando se inició la desmovilización, pero abre al mismo tiempo interrogantes sobre aspectos centrales del proceso de Justicia y Paz, como son los de la verdad y la reparación de las víctimas. De lo que no cabe duda es de que la medida fue bien recibida por todos los colombianos que cuestionaban que los autores de atroces crímenes y matanzas no recibieran adecuado castigo (por la Ley de Justicia y Paz habrían salido en 3 o 4 años).

Aunque no sea por violación de derechos humanos, sino por narcotráfico, que es el delito que más interesa a E.U., lo previsible es que los jefes 'paras' sean condenados a largas penas en prisiones donde les resultará imposible seguir conspirando, amenazando y delinquiendo. La medida también es un duro golpe a la estructura paramilitar, sobre la cual ejercían notoria influencia. Todo lo cual no oculta, a su vez, que esta extradición masiva revela un enorme fracaso del proceso de Justicia y Paz en lo que se refiere a los grandes jefes paramilitares. Para no hablar de la inoperancia de las cárceles, desde donde continuaban delinquiendo.

* * * *

No deja de ser un tanto incoherente que quienes antes denunciaban que Uribe no extraditaba a los jefes paramilitares por los compromisos que había adquirido con ellos, ahora lo cuestionen por hacerlo y hablen de una cortina de humo para tapar el escándalo de la 'parapolítica' y el caso Yidis.

Pero, más allá de los opositores de oficio que le dan palo a Uribe porque boga o porque no boga, hay temas que inquietan. Es explicable la preocupación de las víctimas con respecto a que, con los principales jefes de las Auc en Estados Unidos, no se conozca plenamente la verdad de los innumerables crímenes que cometieron, ni haya la debida reparación. La justicia gringa se interesa más en kilos de cocaína que en motosierras y palabras como parapolítica o reparación apenas si le preocupan, en el marco de los procesos por narcotráfico que motivaron esta extradición.

El Presidente y el Fiscal General han dicho que recibieron garantías de Washington de que fiscales del país podrán viajar a Estados Unidos e interrogar allí a los extraditados de manera amplia. Entre otras cosas, para que cuenten quiénes fueron sus cómplices en distintos sectores de la sociedad, en especial en la política. También confían en que los bienes y dineros que entreguen a la justicia norteamericana con el propósito de reducir sus penas sirvan para resarcir a las víctimas del paramilitarismo.

* * * *

Pero del dicho al hecho hay largo trecho. Más allá de las intenciones del gobierno colombiano e, incluso, de sus acuerdos con su homólogo de E.U., los jefes paramilitares quedan ahora a disposición de jueces que se caracterizan por su independencia constitucional, y a los que el Departamento de Justicia apenas si puede hacer 'sugerencias'. Y no hay que olvidar que los mecanismos de cooperación judicial de Estados Unidos con Colombia son lentos, complicados y a veces simplemente inoperantes.

Para no ir lejos, en el caso de Chiquita Brands, la multinacional bananera acordó hace más de un año con el Departamento de Justicia de E.U. pagar una multa de 25 millones de dólares por entregar 1,7 millones a los 'paras' en Urabá. Pero la Fiscalía colombiana no ha conseguido que le envíen los datos que necesita para procesar a los ejecutivos de E.U. involucrados, con lo que el proceso, aquí, podría precluir. Y de los 25 millones de la multa, las víctimas en Colombia no han visto un solo dólar.

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Tanto el Gobierno como la Fiscalía deben realizar los mayores esfuerzos para que lo acordado con Washington no se quede en el papel. Además, deben aprovechar que estos personajes ya no están en Colombia en posición de perturbar la tarea de la Justicia, para quitarles de manera pronta y efectiva sus bienes y utilizarlos también para la reparación de las víctimas.

Sólo si las autoridades colombianas tienen éxito en estas tareas, y si además los herederos de estos personajes también son perseguidos, podrá decirse que la decisión de extraditar a los 14 líderes de las Auc, que en principio camina en la dirección correcta, llegará a ser todo lo efectiva que exige el enorme daño que ellos le hicieron al país.


Extradición masiva:
un duro mensaje al mundo
Por: José Guillermo Palacio
Editor Hechos Políticos EL COLOMBIANO, mayo 14 de 2008

La extradición en bloque de varios de los jefes desmovilizados de las ex Auc es un mensaje categórico al mundo por parte del presidente Álvaro Uribe Vélez, en el sentido de que el Gobierno se la juega por la transparencia, la defensa del Estado de Derecho y de que no habrá consideraciones, caiga quien caiga.

Ahondando en la medida, en la evaluación y posterior decisión, queda claro que el Estado no puede tener miedo y no puede dejarse acobardar cualquiera sea el enemigo que tenga al frente.Ahora, desde la otra orilla, queda en el país la reacción de furia, un sentimiento perfectamente humano, de alias Jorge Cuarenta, quien al enterarse de que le abrían la puerta del penal para enviarlo a otro más gris y profundo, gritó, “hp. nos traicionaron”.

Analistas y los mismos abogados defensores de las autodefensas, coinciden en que el proceso de paz pasa a segundo plano y que pese a sus múltiples dificultades, el mismo era una demostración de paz de unos grupos que llegaron a tener más de cuarenta mil hombres en armas, que coparon numerosos territorios en los que ejercieron las tareas de un gobierno que consideraban lejano e invisible y que nunca fueron derrotados militarmente.

En consecuencia, se corre el riesgo de la posible reestructuración de algunos de estos grupos, retaliaciones o acciones de desespero de sus seguidores. El desafío del Estado es alto, nada será gratuito y las reacciones serán múltiples. Tampoco se puede ignorar que la organización de autodefensas sigue siendo fuerte en muchas zonas del país y que si bien en el pasado sus líderes ejercían control por las armas, luego de la desmovilización mantuvieron un trabajo social y político fuerte.

Una de las primeras reacciones de sectores críticos del Gobierno fue que la extradición era una forma de callar a las cabecilla, análisis que hay que sopesar, por cuanto no está dentro de las condiciones de la medida de extradición ni entre sus consecuencias el hecho de que se queden callados.

Otro hecho, las posibilidades de un acuerdo de paz con estos u otros alzados en armas podrían quedar nulas, en el aire. La sensación para las Auc es que las traicionaron, mientras que la argumentación del Gobierno es que no estaban cumpliendo con el proceso de paz y que había de por medio la posibilidad de que quien violara la ley de justicia y paz podía salir del proceso.

De todas formas, hay una cosa para pensar: quedan cuatro por fuera, Ernesto Báez, Ramón Isaza, Julián Bolívar y Freddy Rendón, (alias “El Alemán”), este último de la línea Carlos Castaño, quien tiene a su hermano (Don Mario) en armas y tratando de ganar protagonismo en espacios que antes coparon los desmovilizados.

A nivel nacional, el proceso de justicia y paz prácticamente quedaría como borrón y cuenta nueva. Ahora los desmovilizados llegan a un estado, que como otros estados negocia, pero con énfasis especial en el tema del narcotráfico. Aunque con la extradición el Gobierno deja claro y así lo dijo con el envío de Carlos Mario Jiménez (alias “Macaco”), que en la medida se tuvo en cuenta a las víctimas, en territorio estadounidense a estas personas no las podrán juzgar por hechos que cometieron en Colombia.

Quedan interrogantes, ¿por qué si estaban delinquiendo no le entregaron sus procesos a la justicia ordinaria?, ¿se consolidará una nueva estructura paramilitar?, ¿cuánto tiempo tardó el Gobierno para hacer un seguimiento a las acciones que estarían realizando los desmovilizados desde las rejas para enviarlos en bloque a Estados Unidos? ¿cuánto tiempo tendrán que esperar las víctimas para saber la verdad de todos los hechos ocurridos en los años de dominio de las autodefensas? ¿acudirán las víctimas a tribunales internacionales en busca de la verdad y sitios donde quedaron sus muertos?...



Fueron extraditados porque
no decían la verdad:
Presidente Uribe

Por: Colprensa, Bogotá. El Colombiano, mayo 14 de 2008

La reinserción en el delito cobijados por los beneficios de justicia y paz, no cooperar debidamente con la justicia en confesar la verdad de sus crímenes y no cumplir con la reparación a las víctimas, fueron los motivos en que el Gobierno nacional sustentó su decisión de extraditar a 13 ex jefes desmovilizados de las autodefensas la madrugada de este miércoles y que según el Presidente Álvaro Uribe, es la muestra de que "la ley de justicia y paz continúa".

En una alocución presidencial, seis horas después que el avión con los jefes ‘paras’ partiera con rumbo a Estados Unidos, el Jefe de Estado se dirigió al país y explicó, en compañía de la cúpula militar y su gabinete de Gobierno, que "algunos de ellos habían reincidido en el delito, después de su sometimiento a la ley de justicia y paz. Otros no cooperaran debidamente con la justicia y todos incumplían con la reparación a las víctimas al ocultar bienes o demorar su entrega".

Uribe dijo que existe un acuerdo de cooperación con el Gobierno estadounidense para que el proceso de reparación no termine con esta extradición masiva de paramilitares. "Los acuerdos de cooperación judicial con los Estados Unidos, facilitan el intercambio de pruebas y la práctica en ese país por parte de las autoridades colombianas. Los Estados Unidos han reiterado su compromiso con esos puntos".

Aclaró que "el país ha sido generoso con ellos, pero no puede permitir reincidencia en el delito, incumplimientos con la norma legal, falta de elaboración veraz y eficaz con la justicia o ausencia de compromiso en la reparación a las víctimas".

De hecho, Uribe manifestó que en este punto el Gobierno "ha pedido y los Estados Unidos han aceptado, que puedan enviar representantes a los juicios que se adelantan en aquel país a fin de continuar en la búsqueda de la verdad sobre los delitos cometidos, en su mayoría antes de este Gobierno".

Enseguida manifestó su interés en que el sea el Estado el encargado de continuar con la facultar de postular y retirar postulaciones a la Ley de Justicia y Paz , "también debe mantener la facultad de apreciar si una persona beneficiada con la suspención de envió al extradición ha cumplido o incumplido con las condiciones exigidas", manifestó Uribe.

Para el mandatario colombiano, el proceso de paz con las autodefensas deberá servir como marco para eventuales acuerdos de cese de hostilidades y acontecimientos de paz con las guerrillas: "que los procesos de paz del futuro con las guerrillas, no sean menos estrictos que el actual proceso. Que los procesos de paz del futuro con las guerrillas, sean procesos de impunidad como sucedió en el pasado".

Y recordó que las guerrillas fueron "los maestros que enseñaron a los paramilitares a penetrar las instituciones democráticas y asesinar a periodistas, sindicalistas, y a tantos colombianos con el resultado de millones de familias abatidas en el luto y la tristeza (...) Recuerden que los paramilitares son hijos de la violencia guerrillera y el descuido del Estado".

Seguimiento a bienes

Con la extradición de los ex jefes de las autodefensas, el Presidente sostuvo que el seguimiento a sus propiedades continuará por parte de las autoridades colombianas, y que dichas riquezas pasarán al fondo de reparación a las víctimas del conflicto armado.

"La Policía Judicial, fiscales y jueces, perseguirán e incautarán todos los bienes para reparar a las víctimas para que haya propósito absoluto para este cometido", dijo Uribe e invitó a los colombianos para que denuncien bienes de propiedad de extraditados o desmovilizados "para facilitar la extinción de dominio y la reparación. Conminamos a los testaferros a acercarse a la Fiscalía a entregar bienes que figuran en su propiedad y que en realidad fueron ilícitamente adquiridos por criminales".

Reparaciones antiguas

Dentro del discurso pronunciado por Uribe, hizo énfasis en la necesidad de que "exista una memoria histórica" construida desde la confesión de anteriores procesos de paz que no exigieron la confesión de la verdad.

Así, el mandatario manifestó que "quienes se desmovilizaron en anteriores procesos de paz, también deben decir la verdad para contribuir a la memoria histórica y evitar que se repita en el futuro la tragedia que estamos superando en el presente (...) Quienes se desmovilizaron en anteriores procesos de paz, deben reparar las víctimas al menos moralmente, ya que económicamente no lo hicieron. Tampoco se les exigió".

Luego pidió que la tutela no sea utilizada para eliminar la extradición, que según Uribe se ha impuesto con el dolor y la sangre de tantos magistrados, jueces, funcionarios y ciudadanos del común. "Invitamos a las víctimas a evitar que algunos de sus voceros se alíen con asesinos para eludir la extradición", dijo.

Por último recordó que el Gobierno ha extendido su interés en las víctimas, motivo por el cual recientemente expidió un decreto para destinar 7 billones de pesos para la reparación de esta comunidad.



A juicio por narcos,
¿y por paras qué?

Por: Claudia López, Columnista El Colombiano, mayo 14 de 2008

Detrás de la decisión del Gobierno nacional de extraditar a los ex jefes de las autodefensas hay tres consecuencias importantes:

Una es el fin del proceso de negociación que el Gobierno adelantó con los paramilitares. Es evidente que este proceso fracasó y esta es, digamos, la salida a ese fracaso.

Lo segundo es que se acabó la parapolítica. Extraditaron a todos los testigos, luego este proceso también se acabó.

Puede que esta no sea la causa de la decisión, pero es un efecto clarísimo. Si fue o no la intención es difícil de establecerlo, pero el efecto es que no hay más testimonios ni fuentes ni pruebas. La justicia colombiana se acaba de quedar sin medios probatorios para el proceso de la parapolítica.

Y lo tercero, en materia de orden público seguramente va a ser una coyuntura difícil porque hay una cantidad de bandidos armados o que se van a armar y se presentarán vendettas por la sucesión de posiciones en el negocio del narcotráfico, hasta que se consoliden unos nuevos jefes.

La decisión más dura, y la primera que la ley preveía que se debía tomar, en caso de que siguieran delinquiendo, como ellos lo venían haciendo, es que perdieran los beneficios de Justicia y Paz.

Obviamente no podía el Estado y la sociedad dejarse burlar por unos señores que prometieron cumplir unas condiciones y no lo hicieron.

La consecuencia de este incumplimiento era pasarlos a la ley ordinaria donde se exponían a sentencias de hasta 60 años de cárcel, como la que le acaban de imponer al teniente Carvajal, en el caso de Jamundí, por una masacre. Imagínense entonces los procesos y las sentencias a las que ellos hubieran estado expuestos.

La decisión más dura que el Gobierno podía y debía tomar en relación con los ex jefes de los paramilitares, si habían seguido delinquiendo, era pasarlos a la justicia ordinaria y por allí juzgar todos sus delitos comunes y de lesa humanidad, que son la prioridad.

Tanto la justicia nacional como la internacional tenían un criterio en torno a que prevalece el juzgamiento de delitos de lesa humanidad sobre los de narcotráfico y por eso tenían que pasar a la ley ordinaria, pero aquí lo que el Gobierno está diciendo es que prevalecen los delitos de narcotráfico sobre cualquier otro y esto va a provocar que las víctimas acudan a las instancias de jurisdicción internacional porque es evidente que el Estado colombiano fue incapaz de impartir justicia frente a sus delitos y a los derechos de las víctimas.

miércoles, 7 de mayo de 2008

TILDES, TILDES, TILDES...

ASPECTOS FORMALES
DE LA NARRATIVA

Primer fragmento: la acentuación

Las reglas más sencillas de aprender son las de acentuación. Se conoce como acento el signo que se coloca sobre algunas vocales para indicar determinada entonación de una palabra. Pero el concepto real de acento va más allá del signo, bifurcándose académicamente en acento ortográfico, el que se escribe, y acento prosódico, el simple hincapié en la entonación de una sílaba. Éste es el más importante de conocer, dado que al aprender a localizar la sílaba en la que cada palabra se pronuncia con mayor énfasis brinda la posibilidad de saber cuándo el acento debe escribirse y cuándo no.

Todas las palabras contienen una sílaba en la que la entonación debe hacerse más elevada. Esto sucede por la dinámica misma que el lenguaje adquiere en boca del hablante: es inusual decir todas las palabras en un solo tono. La aparición del acento ortográfico, el pequeño apéndice que solemos colocar sobre algunas vocales, se debe a que, según la palabra que se escriba, la entonación puede dar uno u otro significado, o dar un significado real en un caso y aniquilar cualquier significado en otro. Si escribimos dolor cualquiera podrá comprendernos; si agregamos un acento y escribimos dólor, y de hecho lo pronunciamos con mayor énfasis en la primera sílaba, desaparece todo significado. Cuando alguien escribe terminó cualquiera puede entender que hay algo que llegó a su fin; si se escribe término, la referencia es al fin mismo, y no a la acción de llegar a ese fin. Si comprendemos estos hechos simples ya hemos cubierto el primer paso para dominar la acentuación.

Por otro lado, las palabras se dividen en sílabas. Las sílabas son las moléculas de las palabras. Si recordamos algunos fundamentos de física, una molécula es la partícula más pequeña que conserva los elementos existentes en una sustancia. En las palabras existe un elemento indispensable: las vocales. Las consonantes dan complemento a aquéllas, pero no se necesitan en todos los casos. Las palabras que sólo tienen una letra son todas con vocales, como las conjunciones o y e o la preposición a. Aún en el caso de la letra y, que puede ser usada como una conjunción, pierde su característica de consonante cuando es pronunciada sola, recuperándola cuando forma parte principal de una sílaba, como en yelmo o leguleyo. Así que la localización, en una palabra, de las sílabas, viene dada por la forma como la palabra es pronunciada. Existen pausas mínimas, casi imperceptibles, que ocurren cuando hablamos, y que son literalmente las fronteras que existen entre las sílabas. Cuando tenemos dudas sobre las sílabas que componen determinada palabra, las mismas quedan disipadas cuando la pronunciamos lentamente. Esas fronteras minúsculas aparecen de manera nítida y el concepto de sílaba toma, finalmente, forma. Las palabras de nuestro idioma tienen generalmente una, dos o tres sílabas, siendo menos frecuentes las de cuatro, cinco o más. No ocurre lo mismo en otros idiomas: el alemán se nutre de la unión de varias palabras para crear expresiones que para nosotros serían larguísimas. En castellano, cualquiera conoce palabras de muchas sílabas: un gran porcentaje de ellas son palabras compuestas. Submarino, agridulce, fundamentalmente, y en general todas las palabras que definen la manera en que ocurre algo, terminadas en -mente. Ya hemos cubierto el segundo paso.

Si prestamos atención, podemos localizar, en cada palabra que pronunciamos, una sílaba en la cual el tono de voz se eleva un poco sobre el resto. A esto los académicos le han dado el nombre de sílaba tónica, pues es la sílaba que lleva la responsabilidad de determinar el significado de la palabra, por lo que comentamos algunas líneas más arriba. La sílaba tónica diferencia a la palabra a la que pertenece de otras con ortografía similar. La localización con éxito de la sílaba tónica de una palabra es un ejercicio necesario para terminar el aprendizaje de las reglas de acentuación. En nuestro idioma elevamos el tono de la mayoría de las palabras en la última o en la penúltima sílaba. Si damos revista a todas las palabras que terminan en -ión -acción, organización, ilustración-, o a las que terminan en -tura -altura, cultura, pulitura-, podemos darnos una idea de la importancia de este hecho dada la cantidad de palabras de esta naturaleza que usamos a diario. También son muy comúnes, aunque en menor número, las palabras cuya sílaba tónica es la antepenúltima, como óvalo, áspero o sílaba, y muchas formas verbales cuando se pronuncian en segunda persona, como úsalo, alábale o amárralo. En nuestro idioma no se emplean sílabas tónicas más allá de la antepenúltima sílaba, excepto en ciertos casos de palabras compuestas que, si son bien analizadas, tienen una especie de doble acentuación, como especialmente -en cial y men.

Estas diferencias entre la posición que la sílaba tónica ocupa en cada palabra permite establecer una clasificación de tres tipos de palabras. A las palabras que pronunciamos con tono más elevado en la última sílaba se les da el nombre de agudas; las que tienen este tono en la penúltima, graves; y las que tienen el tono en la antepenúltima, esdrújulas. Son agudas palabras como parar y camión, aunque ésta se escriba con acento y aquella no, porque a ambas les damos mayor entonación en la última sílaba. Son graves, bajo las mismas condiciones, las palabras lápiz y huerto. Las esdrújulas, todas las esdrújulas, se escriben con acento, por lo que son las más fáciles de escribir correctamente. La misma palabra esdrújula es esdrújula. El tercer paso está cubierto.

Ahora bien, el problema con todo esto no está simplemente en saber cuál es la sílaba tónica de una palabra, sino en saber cuándo el acento debe ser escrito. Es lógico: aunque no sepamos cuál es la sílaba tónica de la palabra trato, no importaría porque esa palabra no lleva acento ortográfico y nadie se dará cuenta de nuestra ignorancia. El caso es que hay palabras que deben llevar acento ortográfico y si lo colocamos mal o lo obviamos, podemos no sólo delatar nuestro desconocimiento delante de quienes sí conocen las reglas de acentuación, sino además dar una idea errada de lo que queremos decir.

La presencia del acento ortográfico está determinada por la existencia de ciertas características en las sílabas que componen una palabra. En el caso de las palabras agudas, la regla más fácil de recordar es que toda palabra cuya sílaba tónica sea la última, y que termine en vocal, se escribe con acento. Lo cual puede ser simplificado así: toda palabra aguda que termine en vocal se escribe con acento. Es por esto que se acentúan las palabras maní, lloré y afiló. La otra regla concerniente a las palabras agudas es que toda palabra aguda, y que termine en n o s, se escribe con acento. Las palabras agudas que terminen en r, como los verbos -cerrar, matar, llover-, no llevan acento, pues no terminan en n ni en s. Es útil conocer esto, pues se suele cometer el error de escribir capáz cuando, al no terminar en n, s ni vocal, realmente no lo lleva. Mucha gente, cuando aprende estas dos reglas, se sorprende de que algo tan sencillo sea rehuido constantemente por considerársele algo muy complejo.

El caso de las palabras graves es opuesto. Las dos reglas que valen para las palabras agudas se ven ante un espejo cuando hablamos de las graves. En las palabras graves, la regla a recordar será que toda palabra grave se escribe con acento, siempre que no termine en vocal, en n ni en s. Por esto, se escribe el acento en las palabras revólver, pómez y lémur. Igualmente, por la misma razón, y contra lo que mucha gente supone, no se acentúa la palabra canon. Tampoco se acentúan las formas verbales tales como realizaron, lograron, llegaron, que muchos escriben realizarón, lograrón o llegarón, principalmente porque suelen confundirse con palabras agudas que si se acentúan, como realización.

Ahora que hemos comprendido estas reglas concernientes a las palabras agudas y graves, y recordando que absolutamente todas las esdrújulas se escriben con acento, ya hemos cubierto el cuarto y más importante paso en el aprendizaje de las reglas de acentuación.

El quinto y último paso es el que se refiere a las excepciones. Es el verdaderamente complejo, porque la mayoría de las excepciones a estas reglas aplican a casos específicos y no siempre es tan claro. Generalmente, las excepciones de acentuación vienen dadas por la existencia de palabras con dos o más significados. Las palabras de este tipo más fáciles de reconocer son los monosílabos. Éstos por regla general no se acentúan, pues se considera innecesario escribir el acento en una palabra compuesta sólo por una sílaba. Las palabras vio, dio y fue no se escriben con acento, al contrario de lo que la mayoría de la gente supone. Pero tomemos el ejemplo de la palabra más: escrito así, con acento, se refiere a una adición o a una mayor cantidad de algo. Pero cuando se le escribe sin acento es un sinónimo, de uso frecuente en literatura, de pero. Lo mismo sucede con te (forma pronominal de segunda persona como en te doy una canción) y la hora del (la bebida). En palabras con más de una sílaba, el caso más claro es el de sólo (sinónimo de únicamente) y solo (sin compañía de ninguna otra persona). Las formas interrogativas añaden también sus acentos a las palabras de las que se valen: como, sin acento, se usa para comparar dos o más elementos (era rojo como la sangre), pero cuando escribimos cómo, con el acento, se pasa a inquirir algo. Esto es independiente de que en la oración existan signos de interrogación: lleva acento ortográfico la palabra cómo en estos casos: ¿cómo estás? y les diré cómo llegué hasta aquí. Aunque la segunda frase no es una pregunta, sino una afirmación, la misma encierra una forma interrogativa. Estos mismos ejemplos valen para quién y quien, cuándo y cuando, dónde y donde, qué y que.

El caso de porque también presenta algunas peculiaridades dignas de estudio. Porque es una palabra compuesta, creada con por y que. Cuando ambas se escriben juntas, porque, es una conjunción que antecede a la razón o motivo de algo. Decimos: llegamos tarde porque había mucho tráfico. Dos frases quedan unidas por porque, siendo la segunda una explicación del motivo de lo que ocurre en la primera. Pero existe un caso en el cual esta palabra se escribe acentuada, y es cuando funciona como sinónimo de razón o motivo. Esto suele confundir a la gente con la anterior acepción, pero en realidad la diferencia está en el contexto de la frase. Porqué con acento se usa, por ejemplo, en este caso: El profesor explicó el porqué de las bajas notas del curso. Lo cual no podría confundirse, bajo ningún concepto, con una conjunción que anteceda a la razón o motivo de algo. Separadas, por y que son usadas para otros fines. Con que sin acento, se usa para expresar la intención de que algo suceda de determinada manera. Por ejemplo, se puede utilizar en: Mis mejores deseos por que tenga una feliz navidad. También, en: El funcionario debe velar por que se cumpla la ley. Cuando se escribe qué con acento, sirve como forma interrogativa para inquirir la causa de algo. Como mencionamos en el párrafo anterior, una frase en forma interrogativa no necesariamente lleva los signos de interrogación. Son frases en forma interrogativa, usando por qué, las siguientes: ¿Por qué llegas a esta hora?, y El señor pregunta por qué no hay habitación.

Una excepción que no se debe pasar por alto es la que se aplica cuando las palabras este, esto, aquel y sus respectivos plurales sustituyen al sujeto en una oración, con la expresa finalidad de no volver a nombrar el sujeto. Normalmente estas palabras no se acentúan: este se debe escribir sin acento en este automóvil es mío. Pero en este caso: había un automóvil rojo y otro blanco; éste fue el que compré; se escribe el acento porque éste sustituye a el automóvil blanco. Algo parecido sucede con el y él: el primero se escribe sin acento cuando se trata del artículo (el automóvil) y con acento cuando sustituye al sujeto (él llegó ayer). También observamos esto con tu (tu casa) y ( tienes algo), así como con mi (mi cuaderno) y (eso es para ).

Hay otras dos excepciones importantes y se refieren a las palabras graves. Ya hemos visto que éstas no llevan acento ortográfico cuando terminan en vocal, en n o en s. Para comprender el próximo caso es necesario saber que las vocales se dividen en dos grupos: las vocales abiertas y las cerradas. Las abiertas son la a, la e y la o. Las cerradas son la i y la u. Cuando la palabra grave termina en dos vocales, la primera cerrada y la segunda abierta, y la sílaba tónica es la cerrada, se escribe el acento. Es el caso de comía, dormía o ganzúa. La otra excepción con palabras graves que queremos comentar aquí es la correspondiente a las palabras que terminen en n o s, siendo una consonante la letra previa a éstas. Por ejemplo, en bíceps o en fórceps. Aunque son graves y terminan en s, se acentúan porque la letra anterior a la s es otra consonante, en ambos casos la p.

viernes, 2 de mayo de 2008

PRECISIÓN Y CORRECCIÓN

Los errores restan credibilidad
y suman molestias
Por: Víctor León Zuluaga Salazar, Defensor del lector, El Colombiano

El lector Efraín Machado Argumedo, en mensaje del 13 de marzo dice que "al leer lo que pregunta el sondeo virtual me quedo perplejo de la mala utilización del verbo colocar. Existe un desconocimiento enorme sobre la debida utilización de este verbo y la no utilización del verbo poner. El reemplazo del verbo colocar por el verbo poner es una de las mayores causas de atropello del idioma español. Según el diccionario de la RAE, 'poner' ofrece 44 acepciones de uso común, sin contar los giros que registra para usos en ambientes familiares o coloquiales. Por el contrario, 'colocar' registra pocos significados: se coloca algo en un lugar específico y con una intención dada; también se coloca dinero en inversión; un producto se coloca en el mercado y alguien se puede colocar en un empleo".

La lectora Carolina Londoño expresa lo siguiente: "escribo porque el día de hoy leyendo un reportaje sobre las gafas de sol encontré un error "horribleeeeee" y considero importante hacerlo notar. En uno de los recuadros de la parte superior dice: "... más mejor"... increíble que no noten estos pequeños errores que se ven muyyyyyyyyy mal!". Edición del domingo 18 de noviembre, página 6c.

El lector Federico Díaz González señala dos errores: "La familia de Íngrid espera por pruebas". La expresión espera por es un anglicismo, fruto de la traducción literal de to wait for, que traduce "esperar algo o a alguien". En inglés escribiríamos Ingrid´s family waits for survival proofs. Pero en español es innecesaria la preposición por después del verbo esperar. Por lo tanto, la frase correcta es: "La familia de Íngrid espera pruebas". Edición del pasado martes 20 de noviembre, página 3a.

Y en la edición del sábado 27 de octubre de 2007, página 14a, en el artículo "Llegaron los acrílicos (?): "(?) Fajardo le mostraba a los periodistas un pedazo de este material (?)", el lector hace el siguiente comentario: "el complemento directo (o acusativo) de esta frase es "un pedazo de material"; el complemento indirecto (o dativo) es "los periodistas"; por ser este último complemento un plural lo correcto sería escribir les mostraba en vez de le mostraba".

Estos cuatro mensajes que se refieren a errores en el uso del lenguaje menoscaban la calidad de los contenidos informativos de EL COLOMBIANO.

Aunque en otras ocasiones se han analizado mensajes de los lectores señalando idénticas fallas de escritura y por ende causando las mismas molestias, es necesario insistir en la necesidad de ejercer un control más eficiente. Algunos periódicos publican una sección de fe de errores en la que incluyen las correcciones a las palabras mal escritas y aún mal digitadas, porque consideran que están en deuda con los lectores y necesitan recuperar la credibilidad perdida.

El asunto de la credibilidad de los medios de comunicación es tan sensible que el periodista norteamericano Joseph Pulitzer insistía en la necesidad de cuidar los detalles pequeños para ganar la confianza del lector en los hechos grandes y trascendentes.

La precisión y la corrección son dos atributos fundamentales del buen periodismo. Un error ortográfico, una palabra mal usada, una cifra equivocada y un lugar geográfico errado, para simplificar la enumeración, genera desconfianza y molestia entre la comunidad de lectores.
El profesor Jack Fuller, en su libro Valores Periodísticos, sostiene que "existen tantas razones como ocasiones para cometer estos errores: chapucería, mal escuchados, mal dichos, travesura. Pero al lector de la noticia no le importan las razones más que al conductor de un automóvil nuevo le importa por qué se soltó la manija de su puerta. El error es responsabilidad del periodista sin importar la causa".

Es válido todo esfuerzo para lograr mejores textos. Los diccionarios y otras herramientas están al alcance. Quizás es necesario establecer algún mecanismo válido como el que usan otras organizaciones para ejercer un control de calidad. Un solo error atenta con el periodismo de calidad.

Cada autor deberá leer y releer su texto para pulir y corregir. Un error que se le cuele cuesta detectarlo. Y es posible que se cuele y salga publicado.

Escribir bien es requisito
de la calidad periodística

Por: Víctor León Zuluaga Salazar, Defensor del lector, El Colombiano

Escribe nuevamente el lector Jorge Aguirre lo siguiente: "Tunear es un adefesio gramatical y de léxico. Es una degeneración que se hace del verbo inglés "to tune" al que se le agrega la terminación "ar" de los infinitivos en español. Si seguimos así sería entonces muy natural decir, por ejemplo, "washear" por lavar o qué tal "printear" por imprimir (to print)".

Otro día dice el mismo lector Jorge Aguirre que "en la sección Hoy invito aparece stand up comedy... se debe hablar de comedia y comediante y dejar de lado ese anglicismo innecesario".
Federico Díaz González se lamenta por el uso de la palabra "boom" y se pregunta: "Si en español tenemos la palabra auge, ¿por qué escribir boom? Y si, por alguna razón, se quiere usar esta última, ¿por qué no escribirla en cursiva, como debe hacerse con las palabras en otros idiomas?".
Estos tres casos invitan a reflexionar sobre el doble compromiso que los periodistas tenemos con el uso correcto del idioma. En primer lugar porque se trata de uno de los requisitos de la calidad periodística. Y en segundo término, porque es un deber, una de las responsabilidades sociales del ejercicio profesional.

Alberto Gómez Font, reconocido lingüista, quien coordina la Fundación Español Urgente, Fundeu, dijo en una entrevista al diario Tiempo, de Tegucigalpa, Honduras, que "La responsabilidad del periodista, además de informar bien, es tener en cuenta que la lengua española es su herramienta de trabajo y tiene que saber manejarla bien porque hay muchos hablantes del español que no están suficientemente seguros de su lengua y toman como modelo a los periodistas".

Y agregó que "aunque en las facultades de comunicación no se preste demasiada atención al buen uso del lenguaje, la verdad es que sí es un deber que asumen los periodistas. Si un periodista dice una palabra mal dicha o utiliza una oración mal construida o la escribe con mala ortografía, puede ser perjudicial porque su trabajo tiene mucha difusión".

El uso de palabras procedentes de otros idiomas e incorporadas al lenguaje periodístico, es complejo. Algunos autores conceptúan que hay un "afán de subirse al carro de la moda".En otros casos puede explicarse por la afirmación del periodista y escritor Alex Grijelmo: "la Academia recoge con suma atención los usos que están en la prensa, los lleva al Diccionario cuando los considera muy extendidos y, como tales usos son a menudo empobrecedores, se empobrecen de este modo el Diccionario y los recursos de nuestro idioma. Y seguramente con ello se empobrece nuestro pensamiento".

Y concluye que "el español está preso actualmente en ese círculo preocupante, pues los periodistas carecen por lo general de una buena formación lingüística, y su gusto por el idioma se halla en un nivel inferior a la media de la sociedad; algo les impide consultar sus dudas en los diccionarios y libros de estilo, y así su lenguaje plano, acomplejado ante el inglés y el francés, se esparce por todos los lugares".

Los medios de comunicación pueden contribuir eficazmente al deterioro de la lengua. Es relativamente fácil encontrar vocablos como panty, boxers, parking, casting, typiar, chatiar, tickets y centenares de palabras del uso, o del mal uso coloquial, llevadas al escenario periodístico con audacia, por decir lo menos sin recurrir al diccionario para encontrar sus equivalentes en español. O en el último caso indicando que esa expresión es un extranjerismo.

El mundo digital que nos invade obligará a los académicos a introducir nuevas palabras en el Diccionario de la RAE, que denominen estos instrumentos, aplicaciones y procedimientos. A los periodistas a pensar dos veces qué y cómo hacerlo. Y a los lectores a participar, a criticar y preguntar. Finalmente el español es una lengua viva, que debe evolucionar y moverse a la par con la sociedad.

miércoles, 23 de abril de 2008

LA CRISIS POLÍTICA DEL PAÍS


NO ES HORA DE IMPROVISAR


Editorial de EL TIEMPO, 23 de Abril de 2008.

La cascada de acontecimientos de las últimas 48 horas ha puesto al país al borde de una delicada crisis político-institucional. Los hechos se suceden a ritmo vertiginoso y desconcertante. Basta enumerarlos para entender la explosiva complejidad de lo que se puede estar incubando.

La Fiscalía ordena la detención por concierto para delinquir del ex senador Mario Uribe, primo y aliado del Presidente, quien pidió sorpresivo asilo -rechazado- en Costa Rica; el presidente Uribe propone una "comisión de reajuste institucional" y un "tribunal especial", que desata polémicas reacciones; se lanzan rumores, rechazados con vehemencia por el presidente de la Corte Suprema y el Fiscal General, de que jefes paramilitares habrían sobornado a magistrados para asegurar la elección del fiscal Iguarán; la Corte indaga a la ex congresista Yidis Medina por supuestas prebendas recibidas para votar la reelección de Uribe; el Consejo Seccional de la Judicatura acepta una tutela de las víctimas para congelar la extradición de 'Macaco'; Salvatore Mancuso anuncia nuevas revelaciones sobre la penetración del paramilitarismo en el Congreso y el poder judicial; el Partido Liberal, que había llegado a un acuerdo con el uribismo en el Congreso sobre el trámite de la reforma política, reacciona duramente a los anuncios del Presidente y en un sólido pronunciamiento de su jefe, el ex presidente César Gaviria, previene sobre enormes peligros de crear comisiones para quitar a la Corte su misión institucional, y se dice dispuesto a examinar iniciativas como el adelanto de las elecciones o una constituyente.

Apenas algunos de los hechos más impactantes de estos días. ¿Guerra de ventiladores alimentada por el paramilitarismo? ¿Comedia de equivocaciones de los poderes institucionales? ¿Encrucijada o hecatombe? Un poco de todo, sin duda. Pero lo claro y cada vez más preocupante es que el país se está "descuadernando", como hubiera dicho el ex presidente Carlos Lleras. Y que puede entrar en una inquietante desestabilización, con graves efectos sobre la economía, la imagen internacional y la inversión extranjera, de continuar este choque entre los poderes que soportan nuestro andamiaje democrático.

* * * *

Para empezar, preocupa que los últimos actos y declaraciones del Gobierno transmitan al país la impresión de que la Corte Suprema de Justicia está urdiendo un complot contra el Presidente. Los mensajes de Uribe, que llaman a la objetividad de los fallos judiciales, y del ministro Carlos Holguín, en declaraciones a este diario, que manifiesta dudas en cuanto a la imparcialidad del alto tribunal, y el tono de la reunión de las mayorías uribistas en Palacio, con propuestas de reforma política que llegaron a insinuar incluso el remplazo de la Corte por otro tribunal para juzgar a parlamentarios y al propio Primer Mandatario, indican que el Gobierno siente que la Corte no está siendo imparcial en la 'parapolítica'. Y que sus decisiones tocan cada vez más directamente al círculo íntimo del Presidente, como lo están presentando los medios internacionales.

La situación difícilmente podía ser más complicada. El equilibrio entre los poderes públicos y el respeto y confianza entre ellos es, por definición, la garantía de estabilidad de las democracias. Con mayor razón en un país con los problemas del nuestro, y más aún cuando la Corte es el eje central de manejo institucional de un tema de la complejidad e implicaciones de la 'parapolítica'. De allí la importancia de la forma en que se salga de este atolladero. No bastan llamados genéricos a la prudencia y el respeto por las instituciones. Y, por supuesto, atizar la confrontación entre los poderes sólo llevará a empeorar las cosas.

* * * *

El propio presidente Uribe, apoyado en la legitimidad que le otorgan sus altísimos índices de aceptación, ha reivindicado sistemáticamente como un logro de su gobierno que las investigaciones por nexos entre políticos y paramilitares han avanzado bajo la conducción independiente del poder judicial. De allí la importancia -como lo pidió César Gaviria- de apoyar al alto tribunal y a la Fiscalía para que lleven hasta las últimas consecuencias -y con el rigor jurídico requerido- esta investigación de nexos entre políticos, mafiosos y paramilitares. Y la necesidad de una reforma política que, a diferencia de la versión edulcorada que se trata de aprobar, ponga claros frenos y castigos a la penetración que estos lograron en el Congreso, entre ellos el de dejar vacía la curul no bien sea detenido quien la ocupe por 'parapolítica', sin esperar hasta una lejana sentencia. Sólo avances claros en esta dirección, sin que nadie se atraviese en la labor de la Corte y la Fiscalía, y con una reforma política que envíe un mensaje claro y contundente al país, permitirán que el Congreso recupere su legitimidad perdida.

Además, es necesario diferenciar. Una cosa son la 'parapolítica' y sus implicaciones, y otra los problemas de fondo que arrastra el sistema electoral y de partidos. Pretender meterlos juntos en el saco de la reforma política sólo dará al traste con las soluciones para uno y otro fenómeno. A estas alturas, adelantar las elecciones, convocar una constituyente o empujar una reforma constitucional para cambiar el andamiaje institucional pueden agravar lo que se pretende resolver. Un país coherente usa las instituciones que tiene para resolver las crisis; una 'banana republic' las cambia al vaivén de las necesidades.

Y de eso se trata, justamente. De que las instituciones que hoy tiene el país, de gran tradición y estabilidad, funcionen. El Ejecutivo y la Corte deben desmontar de inmediato el tono pugnaz de sus comentarios. El Gobierno tiene una inmensa responsabilidad. No puede incurrir en salidas en falso, como la de un "reajuste institucional" en semejante momento; ni debe maquillar la reforma política; ni permitirse declaraciones imprudentes, como las que dio la semana pasada en la radio un cercano asesor en el sentido de que el proceso de Mario Uribe iba muy bien (de paso, nada hace más daño al Presidente y a su imagen internacional que su insólito pedido de asilo en Costa Rica, oportunamente denegado por el gobierno de ese país). La Corte debe cumplir su papel con serenidad, firmeza y sin tentaciones mediáticas. Y sin que otros poderes le pongan palos en la rueda. Y el Congreso está en la obligación de hacer lo que tenga que hacer para purgarse y recuperar legitimidad.

* * * *

Si los protagonistas diversos de este enfrentamiento político-judicial no actúan con la serenidad, altura y responsabilidad que demanda la situación, Colombia podría sufrir un grave retroceso. Que todos acabaríamos lamentando, uribistas, antiuribistas y, sobre todo, el pueblo colombiano, que no participa en las peleas de sus dirigentes, pero es el que siempre acaba pagando los platos rotos.


Mario Uribe Escobar,
una propuesta indecente



Editorial El Colombiano, 23 de abril de 2008

Es inaceptable que Mario Uribe haya pretendido burlar la justicia. Por fortuna Costa Rica negó el asilo. La mejor manera de defender a Colombia es buscar la verdad, promover la transparencia y evitar caer en la trampa de quienes pretenden refundar un país ajeno a la voluntad de la mayoría.


Indecente que Mario Uribe Escobar, congresista por 22 años y ex presidente del Senado, desconozca la potestad y legitimidad de la justicia colombiana. No de otra forma puede calificarse su solicitud de asilo político ante la embajada de Costa Rica, en Bogotá, minutos después de conocer la medida de aseguramiento que le dictó la Fiscalía General de la Nación.

¿Pero por qué la Fiscalía no llegó de una vez por él, como ha llegado por tantos otros? ¿Por qué le dio la oportunidad de decir que se entregaría y de engañar a la justicia y a todos los colombianos, al pedir refugio en la legación diplomática costarricense?La orden de detención preventiva, sin beneficio de excarcelación, la profirió un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia, al resolverle la situación jurídica después de haberlo oído en indagatoria. El delito por el cual se le investiga es el de "concierto para delinquir por acuerdos para promover grupos armados al margen de la ley".

Mario Uribe renunció a su investidura de senador para sustraerse a la competencia de la Corte Suprema de Justicia y acogerse a la de la Fiscalía y la justicia ordinaria. Este proceder, aunque legal, no es de buen recibo.

Rechazamos rotundamente la petición del ex congresista. Mario Uribe ni siquiera debió intentar ser favorecido con un asilo político, que se concede sólo en casos de persecución, no cuando la persona es acusada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de la ONU. El supuesto concierto para delinquir para promover grupos armados ilegales no cabe en la categoría de delitos políticos. Por fortuna, el gobierno de Costa Rica consideró improcedente la petición de Mario Uribe, luego de evaluar las condiciones exigidas a la luz del Derecho de Asilo.

Es obvio que el ex parlamentario pretendió eludir la acción de la justicia colombiana. Esto es aún más inconcebible en quien tiene formación jurídica, participó en la elaboración, interpretación y reforma de muchas leyes y ostentó la alta dignidad de congresista y llegó a presidir el Legislativo.
El presidente Álvaro Uribe, en un mensaje claro, corto y oportuno, convoca a todas las ramas del poder público y a los ciudadanos a preservar la institucionalidad de Colombia: "La medida de aseguramiento contra el Senador Mario Uribe, me duele. Asumo este dolor con patriotismo, sin mengua en el cumplimiento de mis responsabilidades, con el interés único de proteger las instituciones, protección que además depende de los titulares de las otras ramas del poder público".

Colombia pasa por momentos muy difíciles y no hay mejor manera de defenderla que buscar la verdad, toda la verdad, promover la transparencia y evitar caer en la trampa de quienes, desde distintas orillas políticas e ideológicas o delincuenciales, quieren acabar con la institucionalidad para refundar un país ajeno y extraño a la voluntad de la mayoría de los colombianos.

El Presidente Uribe no debe renunciar a su liderazgo ni dejar perder el norte. Y el pueblo debe rodearlo en este trago amargo.

viernes, 18 de abril de 2008

TÌTULARES Y LEADS

COLUMNA DE LA DEFENSORA DEL LECTOR

A VECES, EL LECTOR
SE TROPIEZA EN LA ENTRADA...

Defensora del lector. Columnista de El Tiempo, 16 de febrero de 2008

El periodista es, ante todo, un comunicador y su lenguaje ha de ser claro, preciso y concreto, para que el lector capte la esencia de la información. Eso es especialmente importante en el primer párrafo de la noticia, que en la jerga periodística se conoce como lead (tomado del inglés 'conducir'), que debe ser atractivo y llevar a un pronto conocimiento de los hechos, y que el Manual de Redacción define como "la puerta de entrada a la noticia".

Una buena introducción debe resumir lo más importante de la noticia y despertar la curiosidad del lector. En la edición del 7 de febrero, la Defensora encontró dos ejemplos de lo que no debe ser un lead. Dice en la primera página de EL TIEMPO, bajo el título: '¿Plata de Cajanal en maletín de los $ 400 millones?': "La que parecía ser una historia sacada de una película es ahora la que daría pistas sobre el verdadero dueño de los 400 millones de pesos que aparecieron abandonados la semana pasada en una cafetería de Bogotá...".

Esta críptica redacción deja al lector más preguntas que respuestas. El redactor del lead intenta generar expectativa; sin embargo, el abuso del modo condicional en los verbos lleva a una vaga primera frase y solo en el último párrafo explica cuál es la historia que 'parece' (no 'parecía') sacada de una película: El día en que apareció el maletín, la abogada aseguró que era un caso de extorsión de delincuentes que asaltaron su oficina. Y que no denunció el hecho por temor. Las autoridades creen que el dinero es de ella, pero no dan crédito a su versión".

Si a veces la redacción resulta rebuscada, en otras ocasiones peca de simplista. Eso sucede en el lead publicado en la sección Deportes bajo el título 'Chicó, debut colombiano', que presenta una abrumadora repetición de términos: "Esta noche será el triple estreno en la Copa Santander Libertadores: Boyacá Chicó será el primer equipo colombiano en participar en la edición 2008; Alberto Gamero se estrenará como técnico a nivel internacional lo mismo que su equipo, el que apenas tiene cuatro años en primera división. El rival será el Audax Italiano en Chile, en la primera fase o repechaje que da el cupo para la fase de grupos"...

En este primer párrafo de la noticia, la conjugación 'será' aparece en tres ocasiones; también están repetidas las palabras 'primera', 'estreno', 'equipo' y 'fase'... Con frecuencia, los reporteros abusan de los verbos 'ser' y 'estar', en lugar de reemplazarlos por otros más precisos. Con un simple ejercicio de sustitución se habría logrado mayor brevedad y precisión: 'Esta noche, en el triple estreno de la Copa Santander Libertadores, Boyacá Chicó inicia la participación colombiana en la edición 2008. Alberto Gamero debuta internacionalmente como técnico, al igual que su equipo, que lleva apenas cuatro años en la primera división. Se enfrenta, en Chile, al Audax Italiano, en la primera fase o repechaje que da el cupo para la fase de grupos'.

La buena redacción es la base de la comunicación escrita, y aunque hay muchas maneras de transmitir una información, la más eficaz es siempre aquella que es directa y atractiva. En el primer caso, la excesiva originalidad para captar la atención del lector dio al traste con la claridad. En el segundo, el exceso de simplicidad condujo a un párrafo soso y reiterativo. En ambos casos, el lector se tropezó con la puerta de entrada de la noticia.


A LA HORA DE TITULAR
LA INFORMACIÓN

Por: Víctor León Zuluaga Salazar, Defensor del lector de El Colombiano

Hace varias semanas el lector Luis Fernando Mejía se quejó de la forma de diferente como titulan los periódicos y preguntó: "Señor defensor a qué se debe que los periódicos utilizan títulos tan distintos para la misma noticia. Yo habitualmente leo El Tiempo, El Mundo y EL COLOMBIANO y encuentro que no coinciden" y agregó que "a veces dicen una cosa que no se encuentra y también son confusos".

Las inquietudes del lector son totalmente válidas. Ya me había referido a estos aspectos de la titulación en las columnas del 7 y el 14 de mayo del año pasado. Con los títulos los periódicos dejan una huella de identidad. Cada medio tiene su estilo de titulación y además, si se mira con detalle, las informaciones son distintas: unas más extensas, con datos adicionales o de contexto. El estilo es diferente en la medida que haya originalidad y no mera trascripción de un texto que llega de una agencia de noticias o de un boletín de prensa suministrado por tal o cual entidad.

Pero de todas maneras, aunque los títulos sean diferentes deben reunir los requisitos mínimos. Deben ser claros, informativos, precisos, fáciles de leer y comprender, atractivos y honrados.

La claridad es el atributo principal que reúne a los demás. Un buen título presenta un resumen de la información en pocas palabras y la frase que resulta es comprendida sin equívocos por el lector. No se exagera ni minimiza el hecho, corresponde justo a lo que dice el texto completo e induce al lector a avanzar en la aventura de llegar hasta el punto final.

Titular es tarea compleja y crucial. Lograr un título acertado exige talento y tiempo. Además, como muchos lectores sólo leen los titulares, se multiplica el compromiso y el esfuerzo del diario para satisfacerlos y garantizarles el derecho a la información. Ya los medios de comunicación los envían con prontitud a su teléfono móvil.

La introducción al libro El titular. Manual de titulación periodística, del periodista y profesor de la Universidad de Sevilla Antonio López Hidalgo, afirma que el título es "un buen reclamo, un rótulo luminoso o un guiño pretenciosamente seductor; y, en todo caso, es una información y es también una opinión. Alex Grijelmo (1997:453) dice que e título es la mejor credencial de su texto. Harris (1973:279) dice que el título es el escaparate de la información. Para Vigil (1964:203) el título es como la definición de la noticia. Mar de Fontcuberta (1995:117) es menos metafórica y más explícita: la primera impresión que recibimos de una noticia suele ser a través de un titular".

El autor José Javier Muñoz dice que "un mal título puede arruinar una buena información, pero en ningún caso un título bueno mejora la calidad del texto informativo, aunque sirve para atraer a la lectura".

El manual de estilo y redacción de EL COLOMBIANO define, en el capítulo VIII sobre Titulación, los criterios que deben seguir los redactores y editores a la hora de titular la información. El numeral 8.1.1 dice que "Los titulares son el principal elemento de una información. Sirven, entre otras cosas, para llamar la atención del lector e indicarle de qué se trato lo que va a leer. Es absolutamente necesario".

El numeral 8.1.2 reza que "los titulares deben ser concretos, inequívocos y sin sensacionalismo. Deben responder fielmente al texto de información y no deben establecer conclusiones que no aparezcan en éste. A su vez, deben ser creíbles, atractivos, muy informativos y, si es del caso, imaginativos".

Y más adelante, el numeral 8.1.4 advierte que "no se deben hacer malabares de palabras en ellos. Claro que en algunas secciones, como las de Deportes, Arte y Cultura, Vida y Sociedad, por ejemplo, los mismos contenidos se prestan para titulares con sabor, gracia y buen humor. Sin embargo, en todos los casos, es relevante que respondan al texto".

En suma, el título debe darle respuestas al lector. No debe confundirlo o engañarlo con trampas sensacionalistas. "Deben ser concretos, inequívocos, asequibles para todo tipo de lectores, escuetos, pero correctos gramatical, semántica y sintácticamente", tal como dice el Manual de estilo y redacción de EL COLOMBIANO.

sábado, 12 de abril de 2008

EL DEBATE EN TORNO DE MACACO

TIRO DIRECTO

'Macaco' no es el único

Por: Mauricio Vargas. Columnista de EL TIEMPO.

Extraditar a los 'paras' que delinquen desde prisión es tan importante como dar de baja a 'Raúl Reyes'.
La extradició
n de Carlos Mario Jiménez Naranjo, más conocido en los titulares de prensa como 'Macaco', es un paso importante y en la dirección correcta. Se trata de un paramilitar que después de desmovilizar a buena parte de los 5 mil hombres bajo su mando, dedicados por años a sembrar el terror en Risaralda, el norte del Valle, el bajo Cauca y el sur de Bolívar, mantuvo el eje de su grupo mafioso, habilitado para procesar y exportar cocaína en cantidades gigantescas, según las acusaciones que pesan en su contra en los Estados Unidos. Considerado por años como una especie de intocable de las nuevas generaciones de los carteles colombianos, 'Macaco' creyó que cumplía con los preceptos de la ley de Justicia y Paz con sólo desmontar su ejército y, muy orondo, siguió manejando desde la cárcel su red narcotraficante.

Por eso está muy bien que lo embarquen con tiquete sin regreso a los Estados Unidos. Pero resulta ingenuo pensar que 'Macaco' es el único que incurrió en ese pecado. La verdad es que la mayoría de sus colegas del comando paramilitar han hecho lo mismo que él: desmovilizar a sus cuadrillas antiguerrilla, pero conservar a cientos, quizás miles de hombres como retaguardia de su negocio de cocaína y de sus múltiples actividades que incluyen la extorsión a comerciantes, ganaderos e industriales en varias ciudades, el saqueo de las finanzas de la salud y toda un serie de comportamientos mafiosos para ejercer dominio territorial en sus tradicionales zonas de influencia.

Varios pueblos y ciudades de la Costa Atlántica, así como decenas de poblaciones medianas y pequeñas de Antioquia, los Llanos Orientales, el Eje Cafetero, los Santanderes y el Magdalena Medio, siguen en manos de estas redes que, además de sus lucrativos negocios ilícitos, matan a todo aquel que se les oponga como método de intimidación para mantener su poder. La pregunta sobre si el paramilitarismo en Colombia se acabó debe ser contestada con un sí, pero condicional. En efecto, el paramilitarismo de los diferentes frentes antiguerrilla que alguna vez Mancuso y los Castaño quisieron dominar desde el mando unificado de las Auc, es cosa del pasado. Pero sus redes de narcotráfico y sus mafias que vampirizan regiones enteras con su insaciable sed de dinero y sangre siguen activas.

Las denuncias sobre las actividades ilícitas que los ex jefes 'paras' continúan controlando desde su reclusión en Itagüí y otras cárceles son numerosas y detalladas. Lo mismo que las amenazas a quienes, como víctimas de sus actuaciones, se han constituido en parte en los procesos que la Justicia les adelanta, o aquellos que han interpuesto recursos jurídicos para recuperar las tierras que estos asesinos les quitaron. En varias oportunidades, la Fiscalía ha sacado a relucir evidencias en ese sentido y ha pedido excluir de los beneficios de la ley de Justicia y Paz a quienes mantienen activas sus redes delincuenciales.

El presidente Álvaro Uribe no puede dudar a la hora de quitar esos beneficios a quienes pretendan que con desmovilizar a su tropa ya cumplieron con su parte del trato. Y en este campo, nada es más eficiente que la extradición. A nada le temen más estos asesinos, que a terminar embarcados en un avión de la DEA con rumbo norte. Una vez en una cárcel de alta seguridad de los Estados Unidos, pierden toda su capacidad de mando y sus redes quedan desarticuladas, cuando no inmersas en guerras internas para definir la sucesión. Por todo ello, extraditar a estos capos es tan importante para avanzar en el camino de la consolidación de la seguridad, como dar de baja a 'Raúl Reyes'. Y si de verdad Uribe quiere pasar a la historia, tiene que hacer tanto lo uno como lo otro.




LA FARSA DE LA EXTRADICIÓN DE 'MACACO'

¿Dónde está la bolita?

Por: María Jimena Duzán. Columnista de EL TIEMPO.

Una farsa es una obra teatral cuya trama se basa en mostrar historias aparentemente irracionales pero que mantienen una alta cuota de credibilidad ante el público. Esta definición de farsa le cae como anillo al dedo a la trama sin precedentes que se está desenchipando en el país, desde que el presidente Uribe decidió extraditar a 'Macaco' hacia los Estados Unidos, sin duda el narcotraficante más poderoso y temible de todas las joyitas que hoy se encuentran en Itagüí bajo el mote de paramilitares.

Aunque la noticia ha pasado sin pena ni gloria en los medios, su extradición tiene en vilo a cerca de tres millones de colombianos, víctimas directas del paramilitarismo que consideran su ida a gringolandia como un golpe de gracia a la Ley de Justicia y Paz. 'Macaco' se va a ir sin contar la verdad, y sus terribles secretos quedarán sepultados porque a la justicia gringa solo le interesan los delitos de narcotráfico. (Obviamente, la opinión urbana y los medios andan seducidos por otra farsa: la que montó Sarkozy con el envío del avión ambulancia a la selva colombiana. Como el avión es tan grande, solo puede asistir a los enfermos en una base militar. Pero que no cunda el pánico, ha dicho el general Padilla: las Farc pueden llevar a Íngrid hasta la base militar para que la curen en el avión y devolverse a la selva sin mayor problema, porque de por medio está la palabra empeñada del Ejército. Ni a Tintín se le hubiera ocurrido semejante farsa.)

Pero volvamos a la farsa que nos ocupa para decir que la extradición de 'Macaco' no puede estar mejor sustentada aunque, de hecho, repito, no sea más que una farsa. A simple vista, esta medida ha sido entendida como un castigo. Y en este caso, un castigo más que merecido porque su incumplimiento como beneficiario de la Ley de Justicia y Paz ha sido olímpico: es el único jefe paramilitar que no ha confesado ningún crimen pero que, sin embargo, ofreció dar unos cuantos millones de pesos para resarcir a las víctimas, que él insiste en desconocer. Su abogado, en el colmo de los colmos, ha dado a entender que esta actitud es un acto de generosidad que debería ser tenida muy en cuenta porque ningún otro jefe 'paraco' ha sido tan desprendido. Luego vino el misterioso episodio de la pistola y la granada de fragmentación encontradas hace un mes en Itagüí, cuya propiedad fue atribuida a 'Macaco', quien, dicho sea de paso, maneja desde hace tiempo esa cárcel como Pablo Escobar la Catedral. A los pocos días de ese episodio, el rumor de que estaba negociando con los gringos era vox pópulli.

Pero y entonces, me preguntarán, ¿cuál es la farsa, si no hay extradición más justificada que la de 'Macaco'? Pues la farsa consiste en seguir creyendo que la extradición es un castigo para los extraditables, como en los tiempos de Pablo Escobar, cuando en realidad hoy es un favor que se les hace. La gran mayoría de extraditables prefieren negociar con las autoridades norteamericanas, entregar un poco de su dinero, revelar unas rutas, a cambio de la tranquilidad para el resto de sus vidas al quedar resguardados de la Corte Penal Internacional, como le pasó a 'Rasguño', quien se fue para los Estados Unidos con todos sus secretos de la 'parapolítica' y el paramilitarismo en el Valle del Cauca. El más interesado en su extradición era el propio 'Macaco', y eso lo sabía no solo el Gobierno sino el fiscal Iguarán, quien tampoco se inmutó cuando el rumor empezó a tomar forma, a pesar de que él es el garante de la Ley de Justicia y Paz. La gran pregunta que habría que hacerse es por qué el Gobierno decide hacerle semejante favor a 'Macaco' y acepta enviarlo a los Estados Unidos, sin siquiera exigirle que cumpla antes con las víctimas, como se lo advirtió la Corte Suprema de Justicia.

No es cierto, por lo demás, que ese sea el único castigo que tienen los jefes 'paras' que incumplen la Ley de Justicia y Paz. El Gobierno tiene otra opción además de la extradición: la de obligarlos a pagar la pena ordinaria, que sería de 40 años, pero Uribe la desechó. Por eso, repito: ¿por qué su gobierno le hizo el favor a 'Macaco' de extraditarlo, si era lo que tanto quería? ¿Dónde está la bolita?
(GORTESÍA DE WILLY ALZATE. ¡GRACIAS, WILLY!)

miércoles, 2 de abril de 2008

LA FOTO DE LA DISCORDIA

EL MINISTRO LARREA
NO ERA EL DE LA FOTO[1]


El personaje que apareció ayer con 'Raúl Reyes' en una fotografía publicada por EL TIEMPO –que según la fuente de la Inteligencia de la Policía que la suministró era el ministro ecuatoriano de Seguridad, Gustavo Larrea– es en realidad el dirigente comunista argentino Patricio Etchegaray.
La Dirección General de la Policía Nacional emitió ayer un comunicado en el que asume que el documento gráfico fue suministrado por una fuente de esa institución.
Asimismo, dice que ordenó una investigación interna para establecer quiénes fueron los responsables de la entrega de la fotografía y de la información sobre la misma.
El verdadero personaje
La fuente de la Policía que suministró el documento señaló el domingo que este era parte del material hallado en los computadores de 'Reyes' incautados en la operación en su contra en Ecuador.
Aseguró, también, que se habían hecho las verificaciones respectivas para establecer que se trataba del funcionario ecuatoriano, quien, además, ha admitido que se reunió con 'Raúl Reyes', sin revelar lugar y fecha.
La versión de la fuente policial empezó a derrumbarse en la mañana de ayer, cuando funcionarios y periodistas de Ecuador le dijeron a este diario que la foto no correspondía a Larrea, pese a su parecido. Posteriomente, Patricio Etchegaray, dirigente comunista de Argentina, llamó para informar que él era quien estaba en la imagen.
Igualmente, el ministro Larrea envió una comunicación a la dirección de EL TIEMPO. "No soy el que aparece en la fotografía", dice en su carta y demanda la rectificación de la información publicada.El alto funcionario ecuatoriano califica este episodio como un "nuevo y descabellado intento de desprestigio".
"No es de esta manera como van a callar ni a desprestigiar a nuestro gobierno comprometido con la democracia, la paz y los derechos humanos", afirma en su misiva.
La agencia Efe informó que, a raíz de este episodio, Larrea anunció que su gobierno no reanudará sus relaciones diplomáticas con Bogotá mientras mantenga lo que considera una "campaña mediática" contra Ecuador.
EL TIEMPO lamenta esta situación y ofrece disculpas al ministro Gustavo Larrea y al gobierno ecuatoriano por los hechos.
Comunicado de la Policía Nacional.
1. Asumiendo que la fuente que suministró la información corresponde a un funcionario de la Policía Nacional, según lo manifestado por el diario (EL TIEMPO), la Dirección General quiere precisar que la fotografía no ha sido entregada oficialmente a los medios de comunicación y desconoce los canales a través de los cuales se hizo pública.
2. Como se conoce públicamente, el proceso de investigación forense y de análisis se ha iniciado bajo la responsabilidad de peritos y con el acompañamiento internacional, y serán estas instancias las que en definitiva comunicarán a la opinión pública los contenidos de la información recuperada en el campamento.
3. La Dirección General ha ordenado una investigación interna en el entendido de que la información relacionada con los computadores hallados en el campamento de Raúl Reyes ha sido manejada con toda responsabilidad, y el propio Director General ha presentado de manera pública y directa algunos de los contenidos descubiertos en esos dispositivos.

LA FOTO QUE NO ERA[2]

El día de ayer, este diario publicó una fotografía, extraída del computador de 'Raúl Reyes', suministrada por una fuente de la Policía, cuyo pie de foto decía: "En la foto encontrada en el computador de 'Raúl Reyes', el ministro de Seguridad del Ecuador, Gustavo Larrea, dialoga con el guerrillero". El texto de la información respaldaba esta versión. Copias de la foto se repartieron en la cumbre de cancilleres de la OEA, donde generaron un encendido debate.En realidad, el personaje de la fotografía no es el ministro Larrea, sino el dirigente comunista argentino Patricio Etchegaray, como quedó establecido ayer, cuando ya la publicación se había difundido ampliamente.
Un error lamentable, que reconocemos sin vacilar y que, más allá de EL TIEMPO, afecta la credibilidad de la causa colombiana en el debate diplomático en la OEA y las múltiples informaciones, varias de ellas comprobadas, encontradas en los computadores de las Farc. El tema, además, apunta a una cuestión de fondo del periodismo: la relación con las fuentes y la atribución de las informaciones.
La fotografía procede del computador del guerrillero. El parecido con el ministro ecuatoriano es notable. La foto fue entregada, de manera no oficial (y precipitada, pues el material era aún objeto de investigación, lo que no se dijo al periódico), por la Policía. Y fue esa fuente la que identificó al ministro como el personaje fotografiado. Pero, más allá de las intenciones de la fuente al entregar la foto y de sus eventuales repercusiones políticas hacia la reunión de la OEA, este diario falló en sus procedimientos de verificación (una cosa es un parecido, otra es que se trate de la persona en cuestión) y falló al no atribuir claramente la información a la fuente, en lugar de asumirla como propia. Un doble error que afecta la credibilidad del periódico y que nos obliga a reforzar los mecanismos internos de verificación y control para que esto no vuelva a ocurrir. Y que nos lleva a pedir, desde este espacio, excusas al ministro Gustavo Larrea y al gobierno del Ecuador.

Para lo que no se puede aprovechar este lamentable episodio es para desvirtuar el contenido de los computadores de 'Reyes' y de otros jefes guerrilleros, que ya han mostrado, en casos como el de la caleta en Costa Rica, que contienen valiosa y certera información, la verificación de cuya autenticidad está en manos de la INTERPOL. Como dicen en Colombia, una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.
(resaltados en granate de quien administra el blog)
[1] El Tiempo, marzo 17 de 2008, Nación (1-3)
[2] Editorial El Tiempo, marzo 17 de 2008, Opinión (1-14).