miércoles, 14 de mayo de 2008

LA EXTRADICIÓN DE LOS "PARAS"

Extradición de 'paras' impide
esclarecer sus crímenes:
Comisión Interamericana de
Derechos Humanos


Por: SERGIO GÓMEZ MASERI, Corresponsal de EL TIEMPO, Washington, mayo 14 de 2008.
"Afecta -además- la obligación del Estado colombiano de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación" por sus crímenes, agrega la CIDH.

"La extradición impedirá la investigación y el juzgamiento de graves crímenes", "cierra las posibilidades de participación directa de las víctimas en la búsqueda de la verdad" e "interfiere con los esfuerzos por determinar los vínculos entre agentes del Estado y estos líderes paramilitares", de acuerdo con el organismo hemisférico.

El siguiente es el texto del comunicado:

Washington, 14 de mayo de 2008 - La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresa su preocupación por la extradición de líderes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que limita seriamente el esclarecimiento de graves crímenes perpetrados durante el conflicto armado en Colombia.

El martes 13 de mayo, el Estado informó sobre la extradición a los Estados Unidos de 14 líderes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso, "Jorge 40" y "Don Berna" para ser juzgados por delitos de narcotráfico. Las personas extraditadas se habían acogido a los beneficios de la Ley de Justicia y Paz, destinada al juzgamiento de los crímenes cometidos contra la población civil por miembros de grupos armados al margen de la ley en Colombia.

La Comisión observa que esta extradición afecta la obligación del Estado colombiano de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación de los crímenes cometidos por los grupos paramilitares. La extradición impide la investigación y el juzgamiento de graves crímenes por las vías establecidas por la Ley de Justicia y Paz en Colombia y por los procedimientos criminales ordinarios de la justicia colombiana. También cierra las posibilidades de participación directa de las víctimas en la búsqueda de la verdad sobre los crímenes cometidos durante el conflicto y limita el acceso a la reparación del daño causado. Asimismo, este acto interfiere con los esfuerzos por determinar los vínculos entre agentes del Estado y estos líderes paramilitares.

La CIDH ha dado estrecho seguimiento al proceso de desmovilización en Colombia desde su inicio, con base a un mandato del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a sus competencias conforme a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En este marco, ha expresado en numerosas oportunidades la importancia de que el Estado garantice el derecho de las víctimas del conflicto armado a la verdad, la justicia y la reparación.



¡Se fueron!


Editorial de El Tiempo, 14 de Mayo de 2008. Redactor de EL TIEMPO.

Las imágenes de los 14 hombres de la cúpula paramilitar que sembraron el terror en vastas regiones de Colombia, cargados de cadenas subiendo la escalerilla de un avión de la DEA, serán sin duda de las más memorables entre las muchas del conflicto armado colombiano. Ver a Mancuso, 'don Berna', 'Jorge 40', 'Gordo Lindo' y otros jefes de las autodefensas extraditados a Estados Unidos es uno de esos actos del presidente Álvaro Uribe tan potentes e impredecibles como definitivos.

Los motivos citados por Uribe para adoptar la sorpresiva y drástica medida son el cúmulo de incumplimientos de los compromisos que los desmovilizados comandantes de las autodefensas adquirieron cuando aceptaron someterse a la Ley de Justicia y Paz y por cuenta de los cuales sus extradiciones estaban en suspenso.

Según el Gobierno, había evidencia de que seguían delinquiendo desde prisión por medio de retaguardias que dejaron activas y estaban burlando a la Justicia a la hora de confesar sus crímenes y entregar sus propiedades, un proceso que llevaban a cabo a ritmo de cuentagotas. La medida despeja dudas con respecto a supuestos pactos secretos entre Uribe y los jefes paramilitares, de los que mucho se habló cuando se inició la desmovilización, pero abre al mismo tiempo interrogantes sobre aspectos centrales del proceso de Justicia y Paz, como son los de la verdad y la reparación de las víctimas. De lo que no cabe duda es de que la medida fue bien recibida por todos los colombianos que cuestionaban que los autores de atroces crímenes y matanzas no recibieran adecuado castigo (por la Ley de Justicia y Paz habrían salido en 3 o 4 años).

Aunque no sea por violación de derechos humanos, sino por narcotráfico, que es el delito que más interesa a E.U., lo previsible es que los jefes 'paras' sean condenados a largas penas en prisiones donde les resultará imposible seguir conspirando, amenazando y delinquiendo. La medida también es un duro golpe a la estructura paramilitar, sobre la cual ejercían notoria influencia. Todo lo cual no oculta, a su vez, que esta extradición masiva revela un enorme fracaso del proceso de Justicia y Paz en lo que se refiere a los grandes jefes paramilitares. Para no hablar de la inoperancia de las cárceles, desde donde continuaban delinquiendo.

* * * *

No deja de ser un tanto incoherente que quienes antes denunciaban que Uribe no extraditaba a los jefes paramilitares por los compromisos que había adquirido con ellos, ahora lo cuestionen por hacerlo y hablen de una cortina de humo para tapar el escándalo de la 'parapolítica' y el caso Yidis.

Pero, más allá de los opositores de oficio que le dan palo a Uribe porque boga o porque no boga, hay temas que inquietan. Es explicable la preocupación de las víctimas con respecto a que, con los principales jefes de las Auc en Estados Unidos, no se conozca plenamente la verdad de los innumerables crímenes que cometieron, ni haya la debida reparación. La justicia gringa se interesa más en kilos de cocaína que en motosierras y palabras como parapolítica o reparación apenas si le preocupan, en el marco de los procesos por narcotráfico que motivaron esta extradición.

El Presidente y el Fiscal General han dicho que recibieron garantías de Washington de que fiscales del país podrán viajar a Estados Unidos e interrogar allí a los extraditados de manera amplia. Entre otras cosas, para que cuenten quiénes fueron sus cómplices en distintos sectores de la sociedad, en especial en la política. También confían en que los bienes y dineros que entreguen a la justicia norteamericana con el propósito de reducir sus penas sirvan para resarcir a las víctimas del paramilitarismo.

* * * *

Pero del dicho al hecho hay largo trecho. Más allá de las intenciones del gobierno colombiano e, incluso, de sus acuerdos con su homólogo de E.U., los jefes paramilitares quedan ahora a disposición de jueces que se caracterizan por su independencia constitucional, y a los que el Departamento de Justicia apenas si puede hacer 'sugerencias'. Y no hay que olvidar que los mecanismos de cooperación judicial de Estados Unidos con Colombia son lentos, complicados y a veces simplemente inoperantes.

Para no ir lejos, en el caso de Chiquita Brands, la multinacional bananera acordó hace más de un año con el Departamento de Justicia de E.U. pagar una multa de 25 millones de dólares por entregar 1,7 millones a los 'paras' en Urabá. Pero la Fiscalía colombiana no ha conseguido que le envíen los datos que necesita para procesar a los ejecutivos de E.U. involucrados, con lo que el proceso, aquí, podría precluir. Y de los 25 millones de la multa, las víctimas en Colombia no han visto un solo dólar.

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Tanto el Gobierno como la Fiscalía deben realizar los mayores esfuerzos para que lo acordado con Washington no se quede en el papel. Además, deben aprovechar que estos personajes ya no están en Colombia en posición de perturbar la tarea de la Justicia, para quitarles de manera pronta y efectiva sus bienes y utilizarlos también para la reparación de las víctimas.

Sólo si las autoridades colombianas tienen éxito en estas tareas, y si además los herederos de estos personajes también son perseguidos, podrá decirse que la decisión de extraditar a los 14 líderes de las Auc, que en principio camina en la dirección correcta, llegará a ser todo lo efectiva que exige el enorme daño que ellos le hicieron al país.


Extradición masiva:
un duro mensaje al mundo
Por: José Guillermo Palacio
Editor Hechos Políticos EL COLOMBIANO, mayo 14 de 2008

La extradición en bloque de varios de los jefes desmovilizados de las ex Auc es un mensaje categórico al mundo por parte del presidente Álvaro Uribe Vélez, en el sentido de que el Gobierno se la juega por la transparencia, la defensa del Estado de Derecho y de que no habrá consideraciones, caiga quien caiga.

Ahondando en la medida, en la evaluación y posterior decisión, queda claro que el Estado no puede tener miedo y no puede dejarse acobardar cualquiera sea el enemigo que tenga al frente.Ahora, desde la otra orilla, queda en el país la reacción de furia, un sentimiento perfectamente humano, de alias Jorge Cuarenta, quien al enterarse de que le abrían la puerta del penal para enviarlo a otro más gris y profundo, gritó, “hp. nos traicionaron”.

Analistas y los mismos abogados defensores de las autodefensas, coinciden en que el proceso de paz pasa a segundo plano y que pese a sus múltiples dificultades, el mismo era una demostración de paz de unos grupos que llegaron a tener más de cuarenta mil hombres en armas, que coparon numerosos territorios en los que ejercieron las tareas de un gobierno que consideraban lejano e invisible y que nunca fueron derrotados militarmente.

En consecuencia, se corre el riesgo de la posible reestructuración de algunos de estos grupos, retaliaciones o acciones de desespero de sus seguidores. El desafío del Estado es alto, nada será gratuito y las reacciones serán múltiples. Tampoco se puede ignorar que la organización de autodefensas sigue siendo fuerte en muchas zonas del país y que si bien en el pasado sus líderes ejercían control por las armas, luego de la desmovilización mantuvieron un trabajo social y político fuerte.

Una de las primeras reacciones de sectores críticos del Gobierno fue que la extradición era una forma de callar a las cabecilla, análisis que hay que sopesar, por cuanto no está dentro de las condiciones de la medida de extradición ni entre sus consecuencias el hecho de que se queden callados.

Otro hecho, las posibilidades de un acuerdo de paz con estos u otros alzados en armas podrían quedar nulas, en el aire. La sensación para las Auc es que las traicionaron, mientras que la argumentación del Gobierno es que no estaban cumpliendo con el proceso de paz y que había de por medio la posibilidad de que quien violara la ley de justicia y paz podía salir del proceso.

De todas formas, hay una cosa para pensar: quedan cuatro por fuera, Ernesto Báez, Ramón Isaza, Julián Bolívar y Freddy Rendón, (alias “El Alemán”), este último de la línea Carlos Castaño, quien tiene a su hermano (Don Mario) en armas y tratando de ganar protagonismo en espacios que antes coparon los desmovilizados.

A nivel nacional, el proceso de justicia y paz prácticamente quedaría como borrón y cuenta nueva. Ahora los desmovilizados llegan a un estado, que como otros estados negocia, pero con énfasis especial en el tema del narcotráfico. Aunque con la extradición el Gobierno deja claro y así lo dijo con el envío de Carlos Mario Jiménez (alias “Macaco”), que en la medida se tuvo en cuenta a las víctimas, en territorio estadounidense a estas personas no las podrán juzgar por hechos que cometieron en Colombia.

Quedan interrogantes, ¿por qué si estaban delinquiendo no le entregaron sus procesos a la justicia ordinaria?, ¿se consolidará una nueva estructura paramilitar?, ¿cuánto tiempo tardó el Gobierno para hacer un seguimiento a las acciones que estarían realizando los desmovilizados desde las rejas para enviarlos en bloque a Estados Unidos? ¿cuánto tiempo tendrán que esperar las víctimas para saber la verdad de todos los hechos ocurridos en los años de dominio de las autodefensas? ¿acudirán las víctimas a tribunales internacionales en busca de la verdad y sitios donde quedaron sus muertos?...



Fueron extraditados porque
no decían la verdad:
Presidente Uribe

Por: Colprensa, Bogotá. El Colombiano, mayo 14 de 2008

La reinserción en el delito cobijados por los beneficios de justicia y paz, no cooperar debidamente con la justicia en confesar la verdad de sus crímenes y no cumplir con la reparación a las víctimas, fueron los motivos en que el Gobierno nacional sustentó su decisión de extraditar a 13 ex jefes desmovilizados de las autodefensas la madrugada de este miércoles y que según el Presidente Álvaro Uribe, es la muestra de que "la ley de justicia y paz continúa".

En una alocución presidencial, seis horas después que el avión con los jefes ‘paras’ partiera con rumbo a Estados Unidos, el Jefe de Estado se dirigió al país y explicó, en compañía de la cúpula militar y su gabinete de Gobierno, que "algunos de ellos habían reincidido en el delito, después de su sometimiento a la ley de justicia y paz. Otros no cooperaran debidamente con la justicia y todos incumplían con la reparación a las víctimas al ocultar bienes o demorar su entrega".

Uribe dijo que existe un acuerdo de cooperación con el Gobierno estadounidense para que el proceso de reparación no termine con esta extradición masiva de paramilitares. "Los acuerdos de cooperación judicial con los Estados Unidos, facilitan el intercambio de pruebas y la práctica en ese país por parte de las autoridades colombianas. Los Estados Unidos han reiterado su compromiso con esos puntos".

Aclaró que "el país ha sido generoso con ellos, pero no puede permitir reincidencia en el delito, incumplimientos con la norma legal, falta de elaboración veraz y eficaz con la justicia o ausencia de compromiso en la reparación a las víctimas".

De hecho, Uribe manifestó que en este punto el Gobierno "ha pedido y los Estados Unidos han aceptado, que puedan enviar representantes a los juicios que se adelantan en aquel país a fin de continuar en la búsqueda de la verdad sobre los delitos cometidos, en su mayoría antes de este Gobierno".

Enseguida manifestó su interés en que el sea el Estado el encargado de continuar con la facultar de postular y retirar postulaciones a la Ley de Justicia y Paz , "también debe mantener la facultad de apreciar si una persona beneficiada con la suspención de envió al extradición ha cumplido o incumplido con las condiciones exigidas", manifestó Uribe.

Para el mandatario colombiano, el proceso de paz con las autodefensas deberá servir como marco para eventuales acuerdos de cese de hostilidades y acontecimientos de paz con las guerrillas: "que los procesos de paz del futuro con las guerrillas, no sean menos estrictos que el actual proceso. Que los procesos de paz del futuro con las guerrillas, sean procesos de impunidad como sucedió en el pasado".

Y recordó que las guerrillas fueron "los maestros que enseñaron a los paramilitares a penetrar las instituciones democráticas y asesinar a periodistas, sindicalistas, y a tantos colombianos con el resultado de millones de familias abatidas en el luto y la tristeza (...) Recuerden que los paramilitares son hijos de la violencia guerrillera y el descuido del Estado".

Seguimiento a bienes

Con la extradición de los ex jefes de las autodefensas, el Presidente sostuvo que el seguimiento a sus propiedades continuará por parte de las autoridades colombianas, y que dichas riquezas pasarán al fondo de reparación a las víctimas del conflicto armado.

"La Policía Judicial, fiscales y jueces, perseguirán e incautarán todos los bienes para reparar a las víctimas para que haya propósito absoluto para este cometido", dijo Uribe e invitó a los colombianos para que denuncien bienes de propiedad de extraditados o desmovilizados "para facilitar la extinción de dominio y la reparación. Conminamos a los testaferros a acercarse a la Fiscalía a entregar bienes que figuran en su propiedad y que en realidad fueron ilícitamente adquiridos por criminales".

Reparaciones antiguas

Dentro del discurso pronunciado por Uribe, hizo énfasis en la necesidad de que "exista una memoria histórica" construida desde la confesión de anteriores procesos de paz que no exigieron la confesión de la verdad.

Así, el mandatario manifestó que "quienes se desmovilizaron en anteriores procesos de paz, también deben decir la verdad para contribuir a la memoria histórica y evitar que se repita en el futuro la tragedia que estamos superando en el presente (...) Quienes se desmovilizaron en anteriores procesos de paz, deben reparar las víctimas al menos moralmente, ya que económicamente no lo hicieron. Tampoco se les exigió".

Luego pidió que la tutela no sea utilizada para eliminar la extradición, que según Uribe se ha impuesto con el dolor y la sangre de tantos magistrados, jueces, funcionarios y ciudadanos del común. "Invitamos a las víctimas a evitar que algunos de sus voceros se alíen con asesinos para eludir la extradición", dijo.

Por último recordó que el Gobierno ha extendido su interés en las víctimas, motivo por el cual recientemente expidió un decreto para destinar 7 billones de pesos para la reparación de esta comunidad.



A juicio por narcos,
¿y por paras qué?

Por: Claudia López, Columnista El Colombiano, mayo 14 de 2008

Detrás de la decisión del Gobierno nacional de extraditar a los ex jefes de las autodefensas hay tres consecuencias importantes:

Una es el fin del proceso de negociación que el Gobierno adelantó con los paramilitares. Es evidente que este proceso fracasó y esta es, digamos, la salida a ese fracaso.

Lo segundo es que se acabó la parapolítica. Extraditaron a todos los testigos, luego este proceso también se acabó.

Puede que esta no sea la causa de la decisión, pero es un efecto clarísimo. Si fue o no la intención es difícil de establecerlo, pero el efecto es que no hay más testimonios ni fuentes ni pruebas. La justicia colombiana se acaba de quedar sin medios probatorios para el proceso de la parapolítica.

Y lo tercero, en materia de orden público seguramente va a ser una coyuntura difícil porque hay una cantidad de bandidos armados o que se van a armar y se presentarán vendettas por la sucesión de posiciones en el negocio del narcotráfico, hasta que se consoliden unos nuevos jefes.

La decisión más dura, y la primera que la ley preveía que se debía tomar, en caso de que siguieran delinquiendo, como ellos lo venían haciendo, es que perdieran los beneficios de Justicia y Paz.

Obviamente no podía el Estado y la sociedad dejarse burlar por unos señores que prometieron cumplir unas condiciones y no lo hicieron.

La consecuencia de este incumplimiento era pasarlos a la ley ordinaria donde se exponían a sentencias de hasta 60 años de cárcel, como la que le acaban de imponer al teniente Carvajal, en el caso de Jamundí, por una masacre. Imagínense entonces los procesos y las sentencias a las que ellos hubieran estado expuestos.

La decisión más dura que el Gobierno podía y debía tomar en relación con los ex jefes de los paramilitares, si habían seguido delinquiendo, era pasarlos a la justicia ordinaria y por allí juzgar todos sus delitos comunes y de lesa humanidad, que son la prioridad.

Tanto la justicia nacional como la internacional tenían un criterio en torno a que prevalece el juzgamiento de delitos de lesa humanidad sobre los de narcotráfico y por eso tenían que pasar a la ley ordinaria, pero aquí lo que el Gobierno está diciendo es que prevalecen los delitos de narcotráfico sobre cualquier otro y esto va a provocar que las víctimas acudan a las instancias de jurisdicción internacional porque es evidente que el Estado colombiano fue incapaz de impartir justicia frente a sus delitos y a los derechos de las víctimas.

miércoles, 7 de mayo de 2008

TILDES, TILDES, TILDES...

ASPECTOS FORMALES
DE LA NARRATIVA

Primer fragmento: la acentuación

Las reglas más sencillas de aprender son las de acentuación. Se conoce como acento el signo que se coloca sobre algunas vocales para indicar determinada entonación de una palabra. Pero el concepto real de acento va más allá del signo, bifurcándose académicamente en acento ortográfico, el que se escribe, y acento prosódico, el simple hincapié en la entonación de una sílaba. Éste es el más importante de conocer, dado que al aprender a localizar la sílaba en la que cada palabra se pronuncia con mayor énfasis brinda la posibilidad de saber cuándo el acento debe escribirse y cuándo no.

Todas las palabras contienen una sílaba en la que la entonación debe hacerse más elevada. Esto sucede por la dinámica misma que el lenguaje adquiere en boca del hablante: es inusual decir todas las palabras en un solo tono. La aparición del acento ortográfico, el pequeño apéndice que solemos colocar sobre algunas vocales, se debe a que, según la palabra que se escriba, la entonación puede dar uno u otro significado, o dar un significado real en un caso y aniquilar cualquier significado en otro. Si escribimos dolor cualquiera podrá comprendernos; si agregamos un acento y escribimos dólor, y de hecho lo pronunciamos con mayor énfasis en la primera sílaba, desaparece todo significado. Cuando alguien escribe terminó cualquiera puede entender que hay algo que llegó a su fin; si se escribe término, la referencia es al fin mismo, y no a la acción de llegar a ese fin. Si comprendemos estos hechos simples ya hemos cubierto el primer paso para dominar la acentuación.

Por otro lado, las palabras se dividen en sílabas. Las sílabas son las moléculas de las palabras. Si recordamos algunos fundamentos de física, una molécula es la partícula más pequeña que conserva los elementos existentes en una sustancia. En las palabras existe un elemento indispensable: las vocales. Las consonantes dan complemento a aquéllas, pero no se necesitan en todos los casos. Las palabras que sólo tienen una letra son todas con vocales, como las conjunciones o y e o la preposición a. Aún en el caso de la letra y, que puede ser usada como una conjunción, pierde su característica de consonante cuando es pronunciada sola, recuperándola cuando forma parte principal de una sílaba, como en yelmo o leguleyo. Así que la localización, en una palabra, de las sílabas, viene dada por la forma como la palabra es pronunciada. Existen pausas mínimas, casi imperceptibles, que ocurren cuando hablamos, y que son literalmente las fronteras que existen entre las sílabas. Cuando tenemos dudas sobre las sílabas que componen determinada palabra, las mismas quedan disipadas cuando la pronunciamos lentamente. Esas fronteras minúsculas aparecen de manera nítida y el concepto de sílaba toma, finalmente, forma. Las palabras de nuestro idioma tienen generalmente una, dos o tres sílabas, siendo menos frecuentes las de cuatro, cinco o más. No ocurre lo mismo en otros idiomas: el alemán se nutre de la unión de varias palabras para crear expresiones que para nosotros serían larguísimas. En castellano, cualquiera conoce palabras de muchas sílabas: un gran porcentaje de ellas son palabras compuestas. Submarino, agridulce, fundamentalmente, y en general todas las palabras que definen la manera en que ocurre algo, terminadas en -mente. Ya hemos cubierto el segundo paso.

Si prestamos atención, podemos localizar, en cada palabra que pronunciamos, una sílaba en la cual el tono de voz se eleva un poco sobre el resto. A esto los académicos le han dado el nombre de sílaba tónica, pues es la sílaba que lleva la responsabilidad de determinar el significado de la palabra, por lo que comentamos algunas líneas más arriba. La sílaba tónica diferencia a la palabra a la que pertenece de otras con ortografía similar. La localización con éxito de la sílaba tónica de una palabra es un ejercicio necesario para terminar el aprendizaje de las reglas de acentuación. En nuestro idioma elevamos el tono de la mayoría de las palabras en la última o en la penúltima sílaba. Si damos revista a todas las palabras que terminan en -ión -acción, organización, ilustración-, o a las que terminan en -tura -altura, cultura, pulitura-, podemos darnos una idea de la importancia de este hecho dada la cantidad de palabras de esta naturaleza que usamos a diario. También son muy comúnes, aunque en menor número, las palabras cuya sílaba tónica es la antepenúltima, como óvalo, áspero o sílaba, y muchas formas verbales cuando se pronuncian en segunda persona, como úsalo, alábale o amárralo. En nuestro idioma no se emplean sílabas tónicas más allá de la antepenúltima sílaba, excepto en ciertos casos de palabras compuestas que, si son bien analizadas, tienen una especie de doble acentuación, como especialmente -en cial y men.

Estas diferencias entre la posición que la sílaba tónica ocupa en cada palabra permite establecer una clasificación de tres tipos de palabras. A las palabras que pronunciamos con tono más elevado en la última sílaba se les da el nombre de agudas; las que tienen este tono en la penúltima, graves; y las que tienen el tono en la antepenúltima, esdrújulas. Son agudas palabras como parar y camión, aunque ésta se escriba con acento y aquella no, porque a ambas les damos mayor entonación en la última sílaba. Son graves, bajo las mismas condiciones, las palabras lápiz y huerto. Las esdrújulas, todas las esdrújulas, se escriben con acento, por lo que son las más fáciles de escribir correctamente. La misma palabra esdrújula es esdrújula. El tercer paso está cubierto.

Ahora bien, el problema con todo esto no está simplemente en saber cuál es la sílaba tónica de una palabra, sino en saber cuándo el acento debe ser escrito. Es lógico: aunque no sepamos cuál es la sílaba tónica de la palabra trato, no importaría porque esa palabra no lleva acento ortográfico y nadie se dará cuenta de nuestra ignorancia. El caso es que hay palabras que deben llevar acento ortográfico y si lo colocamos mal o lo obviamos, podemos no sólo delatar nuestro desconocimiento delante de quienes sí conocen las reglas de acentuación, sino además dar una idea errada de lo que queremos decir.

La presencia del acento ortográfico está determinada por la existencia de ciertas características en las sílabas que componen una palabra. En el caso de las palabras agudas, la regla más fácil de recordar es que toda palabra cuya sílaba tónica sea la última, y que termine en vocal, se escribe con acento. Lo cual puede ser simplificado así: toda palabra aguda que termine en vocal se escribe con acento. Es por esto que se acentúan las palabras maní, lloré y afiló. La otra regla concerniente a las palabras agudas es que toda palabra aguda, y que termine en n o s, se escribe con acento. Las palabras agudas que terminen en r, como los verbos -cerrar, matar, llover-, no llevan acento, pues no terminan en n ni en s. Es útil conocer esto, pues se suele cometer el error de escribir capáz cuando, al no terminar en n, s ni vocal, realmente no lo lleva. Mucha gente, cuando aprende estas dos reglas, se sorprende de que algo tan sencillo sea rehuido constantemente por considerársele algo muy complejo.

El caso de las palabras graves es opuesto. Las dos reglas que valen para las palabras agudas se ven ante un espejo cuando hablamos de las graves. En las palabras graves, la regla a recordar será que toda palabra grave se escribe con acento, siempre que no termine en vocal, en n ni en s. Por esto, se escribe el acento en las palabras revólver, pómez y lémur. Igualmente, por la misma razón, y contra lo que mucha gente supone, no se acentúa la palabra canon. Tampoco se acentúan las formas verbales tales como realizaron, lograron, llegaron, que muchos escriben realizarón, lograrón o llegarón, principalmente porque suelen confundirse con palabras agudas que si se acentúan, como realización.

Ahora que hemos comprendido estas reglas concernientes a las palabras agudas y graves, y recordando que absolutamente todas las esdrújulas se escriben con acento, ya hemos cubierto el cuarto y más importante paso en el aprendizaje de las reglas de acentuación.

El quinto y último paso es el que se refiere a las excepciones. Es el verdaderamente complejo, porque la mayoría de las excepciones a estas reglas aplican a casos específicos y no siempre es tan claro. Generalmente, las excepciones de acentuación vienen dadas por la existencia de palabras con dos o más significados. Las palabras de este tipo más fáciles de reconocer son los monosílabos. Éstos por regla general no se acentúan, pues se considera innecesario escribir el acento en una palabra compuesta sólo por una sílaba. Las palabras vio, dio y fue no se escriben con acento, al contrario de lo que la mayoría de la gente supone. Pero tomemos el ejemplo de la palabra más: escrito así, con acento, se refiere a una adición o a una mayor cantidad de algo. Pero cuando se le escribe sin acento es un sinónimo, de uso frecuente en literatura, de pero. Lo mismo sucede con te (forma pronominal de segunda persona como en te doy una canción) y la hora del (la bebida). En palabras con más de una sílaba, el caso más claro es el de sólo (sinónimo de únicamente) y solo (sin compañía de ninguna otra persona). Las formas interrogativas añaden también sus acentos a las palabras de las que se valen: como, sin acento, se usa para comparar dos o más elementos (era rojo como la sangre), pero cuando escribimos cómo, con el acento, se pasa a inquirir algo. Esto es independiente de que en la oración existan signos de interrogación: lleva acento ortográfico la palabra cómo en estos casos: ¿cómo estás? y les diré cómo llegué hasta aquí. Aunque la segunda frase no es una pregunta, sino una afirmación, la misma encierra una forma interrogativa. Estos mismos ejemplos valen para quién y quien, cuándo y cuando, dónde y donde, qué y que.

El caso de porque también presenta algunas peculiaridades dignas de estudio. Porque es una palabra compuesta, creada con por y que. Cuando ambas se escriben juntas, porque, es una conjunción que antecede a la razón o motivo de algo. Decimos: llegamos tarde porque había mucho tráfico. Dos frases quedan unidas por porque, siendo la segunda una explicación del motivo de lo que ocurre en la primera. Pero existe un caso en el cual esta palabra se escribe acentuada, y es cuando funciona como sinónimo de razón o motivo. Esto suele confundir a la gente con la anterior acepción, pero en realidad la diferencia está en el contexto de la frase. Porqué con acento se usa, por ejemplo, en este caso: El profesor explicó el porqué de las bajas notas del curso. Lo cual no podría confundirse, bajo ningún concepto, con una conjunción que anteceda a la razón o motivo de algo. Separadas, por y que son usadas para otros fines. Con que sin acento, se usa para expresar la intención de que algo suceda de determinada manera. Por ejemplo, se puede utilizar en: Mis mejores deseos por que tenga una feliz navidad. También, en: El funcionario debe velar por que se cumpla la ley. Cuando se escribe qué con acento, sirve como forma interrogativa para inquirir la causa de algo. Como mencionamos en el párrafo anterior, una frase en forma interrogativa no necesariamente lleva los signos de interrogación. Son frases en forma interrogativa, usando por qué, las siguientes: ¿Por qué llegas a esta hora?, y El señor pregunta por qué no hay habitación.

Una excepción que no se debe pasar por alto es la que se aplica cuando las palabras este, esto, aquel y sus respectivos plurales sustituyen al sujeto en una oración, con la expresa finalidad de no volver a nombrar el sujeto. Normalmente estas palabras no se acentúan: este se debe escribir sin acento en este automóvil es mío. Pero en este caso: había un automóvil rojo y otro blanco; éste fue el que compré; se escribe el acento porque éste sustituye a el automóvil blanco. Algo parecido sucede con el y él: el primero se escribe sin acento cuando se trata del artículo (el automóvil) y con acento cuando sustituye al sujeto (él llegó ayer). También observamos esto con tu (tu casa) y ( tienes algo), así como con mi (mi cuaderno) y (eso es para ).

Hay otras dos excepciones importantes y se refieren a las palabras graves. Ya hemos visto que éstas no llevan acento ortográfico cuando terminan en vocal, en n o en s. Para comprender el próximo caso es necesario saber que las vocales se dividen en dos grupos: las vocales abiertas y las cerradas. Las abiertas son la a, la e y la o. Las cerradas son la i y la u. Cuando la palabra grave termina en dos vocales, la primera cerrada y la segunda abierta, y la sílaba tónica es la cerrada, se escribe el acento. Es el caso de comía, dormía o ganzúa. La otra excepción con palabras graves que queremos comentar aquí es la correspondiente a las palabras que terminen en n o s, siendo una consonante la letra previa a éstas. Por ejemplo, en bíceps o en fórceps. Aunque son graves y terminan en s, se acentúan porque la letra anterior a la s es otra consonante, en ambos casos la p.

viernes, 2 de mayo de 2008

PRECISIÓN Y CORRECCIÓN

Los errores restan credibilidad
y suman molestias
Por: Víctor León Zuluaga Salazar, Defensor del lector, El Colombiano

El lector Efraín Machado Argumedo, en mensaje del 13 de marzo dice que "al leer lo que pregunta el sondeo virtual me quedo perplejo de la mala utilización del verbo colocar. Existe un desconocimiento enorme sobre la debida utilización de este verbo y la no utilización del verbo poner. El reemplazo del verbo colocar por el verbo poner es una de las mayores causas de atropello del idioma español. Según el diccionario de la RAE, 'poner' ofrece 44 acepciones de uso común, sin contar los giros que registra para usos en ambientes familiares o coloquiales. Por el contrario, 'colocar' registra pocos significados: se coloca algo en un lugar específico y con una intención dada; también se coloca dinero en inversión; un producto se coloca en el mercado y alguien se puede colocar en un empleo".

La lectora Carolina Londoño expresa lo siguiente: "escribo porque el día de hoy leyendo un reportaje sobre las gafas de sol encontré un error "horribleeeeee" y considero importante hacerlo notar. En uno de los recuadros de la parte superior dice: "... más mejor"... increíble que no noten estos pequeños errores que se ven muyyyyyyyyy mal!". Edición del domingo 18 de noviembre, página 6c.

El lector Federico Díaz González señala dos errores: "La familia de Íngrid espera por pruebas". La expresión espera por es un anglicismo, fruto de la traducción literal de to wait for, que traduce "esperar algo o a alguien". En inglés escribiríamos Ingrid´s family waits for survival proofs. Pero en español es innecesaria la preposición por después del verbo esperar. Por lo tanto, la frase correcta es: "La familia de Íngrid espera pruebas". Edición del pasado martes 20 de noviembre, página 3a.

Y en la edición del sábado 27 de octubre de 2007, página 14a, en el artículo "Llegaron los acrílicos (?): "(?) Fajardo le mostraba a los periodistas un pedazo de este material (?)", el lector hace el siguiente comentario: "el complemento directo (o acusativo) de esta frase es "un pedazo de material"; el complemento indirecto (o dativo) es "los periodistas"; por ser este último complemento un plural lo correcto sería escribir les mostraba en vez de le mostraba".

Estos cuatro mensajes que se refieren a errores en el uso del lenguaje menoscaban la calidad de los contenidos informativos de EL COLOMBIANO.

Aunque en otras ocasiones se han analizado mensajes de los lectores señalando idénticas fallas de escritura y por ende causando las mismas molestias, es necesario insistir en la necesidad de ejercer un control más eficiente. Algunos periódicos publican una sección de fe de errores en la que incluyen las correcciones a las palabras mal escritas y aún mal digitadas, porque consideran que están en deuda con los lectores y necesitan recuperar la credibilidad perdida.

El asunto de la credibilidad de los medios de comunicación es tan sensible que el periodista norteamericano Joseph Pulitzer insistía en la necesidad de cuidar los detalles pequeños para ganar la confianza del lector en los hechos grandes y trascendentes.

La precisión y la corrección son dos atributos fundamentales del buen periodismo. Un error ortográfico, una palabra mal usada, una cifra equivocada y un lugar geográfico errado, para simplificar la enumeración, genera desconfianza y molestia entre la comunidad de lectores.
El profesor Jack Fuller, en su libro Valores Periodísticos, sostiene que "existen tantas razones como ocasiones para cometer estos errores: chapucería, mal escuchados, mal dichos, travesura. Pero al lector de la noticia no le importan las razones más que al conductor de un automóvil nuevo le importa por qué se soltó la manija de su puerta. El error es responsabilidad del periodista sin importar la causa".

Es válido todo esfuerzo para lograr mejores textos. Los diccionarios y otras herramientas están al alcance. Quizás es necesario establecer algún mecanismo válido como el que usan otras organizaciones para ejercer un control de calidad. Un solo error atenta con el periodismo de calidad.

Cada autor deberá leer y releer su texto para pulir y corregir. Un error que se le cuele cuesta detectarlo. Y es posible que se cuele y salga publicado.

Escribir bien es requisito
de la calidad periodística

Por: Víctor León Zuluaga Salazar, Defensor del lector, El Colombiano

Escribe nuevamente el lector Jorge Aguirre lo siguiente: "Tunear es un adefesio gramatical y de léxico. Es una degeneración que se hace del verbo inglés "to tune" al que se le agrega la terminación "ar" de los infinitivos en español. Si seguimos así sería entonces muy natural decir, por ejemplo, "washear" por lavar o qué tal "printear" por imprimir (to print)".

Otro día dice el mismo lector Jorge Aguirre que "en la sección Hoy invito aparece stand up comedy... se debe hablar de comedia y comediante y dejar de lado ese anglicismo innecesario".
Federico Díaz González se lamenta por el uso de la palabra "boom" y se pregunta: "Si en español tenemos la palabra auge, ¿por qué escribir boom? Y si, por alguna razón, se quiere usar esta última, ¿por qué no escribirla en cursiva, como debe hacerse con las palabras en otros idiomas?".
Estos tres casos invitan a reflexionar sobre el doble compromiso que los periodistas tenemos con el uso correcto del idioma. En primer lugar porque se trata de uno de los requisitos de la calidad periodística. Y en segundo término, porque es un deber, una de las responsabilidades sociales del ejercicio profesional.

Alberto Gómez Font, reconocido lingüista, quien coordina la Fundación Español Urgente, Fundeu, dijo en una entrevista al diario Tiempo, de Tegucigalpa, Honduras, que "La responsabilidad del periodista, además de informar bien, es tener en cuenta que la lengua española es su herramienta de trabajo y tiene que saber manejarla bien porque hay muchos hablantes del español que no están suficientemente seguros de su lengua y toman como modelo a los periodistas".

Y agregó que "aunque en las facultades de comunicación no se preste demasiada atención al buen uso del lenguaje, la verdad es que sí es un deber que asumen los periodistas. Si un periodista dice una palabra mal dicha o utiliza una oración mal construida o la escribe con mala ortografía, puede ser perjudicial porque su trabajo tiene mucha difusión".

El uso de palabras procedentes de otros idiomas e incorporadas al lenguaje periodístico, es complejo. Algunos autores conceptúan que hay un "afán de subirse al carro de la moda".En otros casos puede explicarse por la afirmación del periodista y escritor Alex Grijelmo: "la Academia recoge con suma atención los usos que están en la prensa, los lleva al Diccionario cuando los considera muy extendidos y, como tales usos son a menudo empobrecedores, se empobrecen de este modo el Diccionario y los recursos de nuestro idioma. Y seguramente con ello se empobrece nuestro pensamiento".

Y concluye que "el español está preso actualmente en ese círculo preocupante, pues los periodistas carecen por lo general de una buena formación lingüística, y su gusto por el idioma se halla en un nivel inferior a la media de la sociedad; algo les impide consultar sus dudas en los diccionarios y libros de estilo, y así su lenguaje plano, acomplejado ante el inglés y el francés, se esparce por todos los lugares".

Los medios de comunicación pueden contribuir eficazmente al deterioro de la lengua. Es relativamente fácil encontrar vocablos como panty, boxers, parking, casting, typiar, chatiar, tickets y centenares de palabras del uso, o del mal uso coloquial, llevadas al escenario periodístico con audacia, por decir lo menos sin recurrir al diccionario para encontrar sus equivalentes en español. O en el último caso indicando que esa expresión es un extranjerismo.

El mundo digital que nos invade obligará a los académicos a introducir nuevas palabras en el Diccionario de la RAE, que denominen estos instrumentos, aplicaciones y procedimientos. A los periodistas a pensar dos veces qué y cómo hacerlo. Y a los lectores a participar, a criticar y preguntar. Finalmente el español es una lengua viva, que debe evolucionar y moverse a la par con la sociedad.